Te quiero a las diez de la mañana

febrero 23, 2025

Jaime Sabines

Texto íntegro de Te quiero a las diez de la mañana, microrrelato de Jaime Sabines

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?

Sobre Te quiero a las diez de la mañana

Incluimos en nuestros Microrrelatos este de Sabines en prosa poética, que versa sobre la complejidad y las contradicciones del amor en una relación íntima.

Una declaración de amor intensa y absoluta que rápidamente introduce la idea del odio, mostrando la dualidad de los sentimientos en la relación, tras lo que se centra en la intimidad física y emocional, describiendo cómo el acto sexual reconcilia al narrador con su pareja.

Finalmente, aborda la cotidianidad de la relación, con momentos de indiferencia y también de distanciamiento emocional.

Sabines utiliza contrastes marcados para enfatizar la naturaleza volátil del amor. Esta yuxtaposición de emociones crea una tensión que se mantiene a lo largo del texto.

¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?, es la paradoja que resume la esencia: el amor más profundo contempla momentos de odio, indiferencia y alienación.

Sobre Jaime Sabines

Jaime Sabines Gutiérrez nació el 25 de marzo de 1926 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (México).

Estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero abandonó tras tres años para estudiar Lengua y Literatura Españolas en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.

Su carrera literaria comenzó en 1950 con la publicación de Horal a los 23 años. A lo largo de su vida, publicó numerosas obras poéticas, como La Señal (1951), Adán y Eva (1952), Tarumba (1956), Yuria (1971) y Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1973).

Sabines fue apodado El francotirador de la literatura por su estilo único y su capacidad para transformar la literatura en realidad. Su poesía se caracteriza por un lenguaje cotidiano, a veces vulgar, y por tratar temas como el amor, la soledad y la muerte con una mezcla de humor y tragedia.

Sabines recibió el Premio Xavier Villaurrutia en 1972 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura en 1983.

Jaime Sabines falleció en la Ciudad de México, el 19 de marzo de 1999, a los 72 años de edad.

Jaime Sabines

Artículos relacionados

A ritmo de taxímetro

A ritmo de taxímetro

Texto íntegro de A ritmo de taxímetro, microrrelato de Beatriz Cuevas   Nombre y apellidos: Santiago Lozano Romero. Número de licencia: 12.728. Número de matrícula: M-7839-SK. Número de DNI: 39.776.358-C. Número de permiso: 20.389. Caducidad: 06/2003. ¿Cuántas...

leer más
La amante

La amante

Texto íntegro de La amante, microrrelato de Hernán Rivera Letelier   Después de hacer el amor, el hombre enciende un cigarrillo y apoya la cabeza dulcemente en su hombro. Como ensimismado, en los reflejos de luz de la gran lámpara de cristal, comienza a hablarle,...

leer más
Despecho

Despecho

Texto íntegro de Despecho, de Andrés Neuman   A Violeta le sobran esos dos kilos que yo necesito para enamorarme de un cuerpo. A mí, en cambio, me sobran siempre esas dos palabras que ella necesita dejar de oír para empezar a quererme.  Sobre Despecho En apenas...

leer más