Anacoluto

mayo 20, 2025

El término anacoluto resulta extraño tanto por su sonoridad como por su significado técnico y poco habitual en la lengua común. Su rareza no solo reside en la forma en que suena, sino también en el modo en que nombra una anomalía gramatical que, aunque frecuente en el habla cotidiana, suele pasar desapercibida o ser ignorada por la mayoría de los hablantes.

Anacoluto. Etimología

Proviene del griego anakólouthon, cuya raíz significa inconsecuente o que no sigue. El término está formado por el prefijo privativo an- y akólouthos, que significa consecuente o acompañante. La palabra llegó al español a través del latín anacoluthon, manteniendo su sentido original de ruptura o falta de secuencia en el discurso. Esta etimología ya sugiere la idea de algo que se sale del camino esperado, de una desviación en la estructura lógica de la frase.

Significado y usos

En gramática, el anacoluto es una inconsecuencia o incoherencia sintáctica que se produce cuando la estructura de una frase se interrumpe o cambia abruptamente, de modo que el inicio de la oración no encuentra correspondencia lógica o gramatical en su finalización. Es frecuente en el habla espontánea, donde el hablante, al reformular sobre la marcha, deja frases inconclusas o introduce cambios de sujeto o de construcción. Por ejemplo: Tú, no es que te entusiasmen las montañas rusas o El roscón de Reyes, quien encuentra la sorpresa, lo paga.

El diccionario oficial señala una sola acepción del término: Inconsecuencia en la construcción del discurso.

En la literatura, el anacoluto puede emplearse como recurso estilístico para dotar de realismo a los diálogos, reflejar el flujo de conciencia de los personajes o provocar sorpresa en el lector. Cervantes y Joyce, entre otros, han utilizado anacolutos para imitar el habla coloquial o la confusión mental de sus personajes.

Anacoluto. Curiosidades

Pese a su condición de incorrección gramatical, puede ser valorado positivamente en ciertos contextos literarios o retóricos, donde la ruptura de la lógica sintáctica se convierte en una herramienta expresiva. Sin embargo, en la lengua escrita formal, su presencia suele considerarse un error o solecismo, término casi sinónimo que también proviene del griego y alude a un uso incorrecto de la sintaxis.

Otra curiosidad es que el anacoluto, aunque raro en la lengua culta, es ubicuo en la lengua hablada, donde la inmediatez y la espontaneidad del discurso favorecen estos desajustes. En ocasiones, el anacoluto puede utilizarse deliberadamente para caracterizar a un personaje, subrayar su desconcierto o dar naturalidad a la narración.

Cantinflas, en sus humorísticos discursos caóticos, es un buen ejemplo del constante anacoluto. Tanto que, hasta la RAE le homenajeó con el término cantinflear, incorporado al diccionario oficial en 1992.

En definitiva, es una palabra extraña porque nombra una anomalía gramatical poco visible, tiene una etimología poco transparente para el hablante común y su uso, aunque frecuente en la oralidad, resulta casi invisible en la escritura formal salvo cuando se busca un efecto literario o retórico.

 

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