Blasco de Garay (ca. 1500–1552) fue un marino, inventor e ingeniero español que sirvió como capitán de la Armada durante el reinado de Carlos I.
Su figura ha oscilado entre el reconocimiento técnico y la mitificación patriótica, especialmente por su célebre demostración en el puerto de Barcelona en 1543, donde presentó una embarcación propulsada sin velas ni remos. Aunque su vida está envuelta en cierto misterio, su legado como pionero de la ingeniería naval y como pensador versátil lo sitúa entre los grandes polímatas del Siglo de Oro español.
Blasco de Garay: hidalgo mecánico
Los datos biográficos de Blasco de Garay son escasos y fragmentarios. Se cree que nació en torno al año 1500, posiblemente en Toledo o Barcelona y que pertenecía a una familia hidalga. Su hermano, Diego de Alarcón, murió como capitán en el ejército de Italia, lo que sugiere una tradición militar en su linaje. Garay se formó de manera autodidacta, con una notable inclinación hacia la mecánica, la física y la filosofía. En sus cartas al emperador se presenta como un hombre de ciencia movido por el deseo de servir a la Corona con ingenios útiles para la navegación y la guerra.
Ingenio al servicio del mar
Entre 1539 y 1543, Blasco de Garay desarrolló una serie de proyectos para mejorar la navegación marítima. El más famoso fue el diseño de un sistema de ruedas de palas accionadas por fuerza humana, instalado en la carraca Trinidad, que logró superar en velocidad y maniobrabilidad a las galeras convencionales durante una prueba en el puerto de Barcelona. Aunque el emperador presenció el experimento, el proyecto no fue adoptado oficialmente, en parte por escepticismo técnico y por intrigas políticas en la corte.
Además de este sistema de propulsión, Garay propuso otros inventos: escafandras primitivas, lámparas submarinas, desaladoras de agua salada mediante vapor y mecanismos para reflotar barcos hundidos. Muchos de estos proyectos fueron documentados en memoriales dirigidos al rey, aunque gran parte de los planos y escritos se perdieron durante el saqueo del Archivo de Simancas en la Guerra de la Independencia.
¿Por qué fue un polímata?
Por la amplitud de sus intereses y conocimientos: ingeniería naval, física aplicada, mecánica, filosofía natural y diseño técnico. En una época en que las disciplinas científicas no estaban tan compartimentadas como hoy, su capacidad para idear soluciones en campos diversos lo sitúa en la tradición de los sabios renacentistas. Su memorial al emperador no solo incluye propuestas mecánicas, sino también reflexiones sobre la utilidad pública, la economía de recursos y la mejora de la vida a bordo de los navíos.
Aunque no dejó una obra escrita sistemática ni fundó escuela, su figura encarna el espíritu del inventor ilustrado que trabaja por iniciativa propia, con escasos medios y gran ingenio.
Su legado lo reivindicaron por historiadores como Manuel de Saralegui, así como por instituciones que han intentado rescatar su memoria del olvido y la confusión documental.