¿Cita previa? ¡Previa cita!

junio 8, 2025

¿Alguna vez le han dicho que para ser atendido en alguna oficina de la administración debe acudir previa cita? No, ¿verdad? Pero seguro que está harto de oír que debe ir con cita previa. ¿Sabe por qué? Porque son ignorantes y nos tratan como a sí mismos.

Cita. La esencia y pleonasmo

Proviene del latín citare, convocar o llamar. En español, una cita es un encuentro pactado con antelación entre dos o más personas, en lugar y hora determinados. Esta anticipación está implícita en la palabra: no puede existir una cita que no sea concertada antes del momento del encuentro. Por tanto, toda cita es, por naturaleza, preexistente.

En gramática, el pleonasmo puede ser una figura retórica útil para enfatizar, pero en la mayoría de los casos es un vicio del lenguaje que denota descuido o desconocimiento. Ejemplos como subir arriba o entrar adentro ilustran esta redundancia. Cita previa pertenece a esta categoría: añadir previa no aporta información nueva, pues la anticipación ya está contenida en la palabra cita.

Origen y expansión de cita previa

El uso masivo de esta expresión es reciente y está vinculado a la burocratización de los servicios públicos y privados, especialmente a partir de la digitalización y la pandemia de COVID-19. La administración pública y las empresas han adoptado esta fórmula para diferenciar la atención programada de la espontánea, aunque lingüísticamente resulte absurda. Antes de este auge burocrático, la expresión era prácticamente inexistente en la vida cotidiana y en la literatura, donde basta con hablar de cita.

Manipulación y desgaste del lenguaje

La proliferación de la expresión obedece a:

  • Burocratización y tecnificación. Se busca distinguir entre atención programada y atención sin cita, pero se hace mediante una fórmula gramaticalmente incorrecta.
  • Gestión digital. El auge de plataformas telemáticas refuerza la idea de que la cita debe gestionarse con antelación, aunque esto ya está implícito en el término.
  • Manipulación del lenguaje. El uso de pleonasmos en el discurso administrativo vacía de sentido las palabras, genera confusión y aleja la comunicación institucional del habla común.
  • O sea, ignorancia.

¿Cita previa? ¡Previa cita!

¿Es una duda razonable (o no)?

La primera locución es redundante y carente de sentido. La segunda es lógica, precisa y plenamente justificada desde el punto de vista gramatical y semántico.

Así, previa cita es una construcción que actúa como complemento adverbial de condición o requisito. Indica que una acción (por ejemplo, ser atendido) solo será posible si antes se ha concertado una cita. En la frase La atención solo se realizará previa cita expresa que la cita solo se efectuará después de que se haya solicitado y fijado una cita. Así, la expresión equivale a decir la atención solo se realizará si antes se ha concertado una cita.

Esta construcción es perfectamente válida y se ajusta al uso culto y preciso del español. No hay pleonasmo, sino una condición temporal: la acción depende de que previamente se haya concertado una cita. Por ejemplo, El acceso a la consulta se realizará previa cita es correcto, mientras que tengo una cita previa es redundante.

Alternativas y rigor

El rigor lingüístico exige utilizar solicitar o concertar cita o la fórmula adverbial previa cita. Esta última, además de ser correcta, aporta claridad y precisión: indica que una acción está condicionada a la existencia de una cita acordada de antemano.

La adulteración lingüística

La aceptación acrítica de cita previa supone:

  • Empobrecimiento del idioma. Se difunde un uso incorrecto que elimina la precisión del lenguaje.
  • Confusión y opacidad. La redundancia entorpece la comunicación.
  • Manipulación conceptual. El abuso de fórmulas burocráticas vacía de sentido términos precisos y eficaces, dificultando la transparencia y la racionalidad en la comunicación.

La locución administrativa es, pues, una redundancia nacida de la burocracia, la tecnocracia y la ignorancia, que revela la tendencia institucional a manipular y degradar el lenguaje. Defender la precisión lingüística y decir previa cita es defender la claridad y la racionalidad en la comunicación. El respeto por el significado de las palabras es fundamental para una sociedad que aspire a la transparencia y la eficacia en sus relaciones.

¿Cita previa?

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