Exordio
No sé si a alguien más le pasará lo mismo, aunque estoy segurísimo de que sí, que la mayoría tendrán la misma sensación: a Alberto Núñez Feijóo se le está poniendo una cara de no comerse un rosca que, francamente, impresiona. Y como acabo de verle en un telediario vamos a analizar esa expresión en esta Poliantea.
Origen
La expresión comerse una rosca tiene sus raíces en las tradiciones culturales de España, exactamente en Madrid. Durante las festividades de San Isidro, el patrón de Madrid, era común que los jóvenes regalaran rosquillas o roscas a las chicas que les gustaban. Este gesto era un símbolo de cortejo y aceptación. Si una chica aceptaba la rosca, se interpretaba como un interés mutuo, lo que daba lugar a un posible romance.
Comerse una rosca. Significado y usos
En su origen, comerse una rosca simbolizaba tener éxito en el ámbito amoroso. Era un indicador de que alguien había logrado atraer a la persona deseada.
Con el tiempo, la expresión fue tomando la connotación contraria en su forma negativa no comerse una rosca. Esto significa no tener éxito en el amor o no lograr conquistar a alguien. Es común escucharla en conversaciones donde se habla de desamor o fracasos en relaciones.
Usos en otros contextos
En al ámbito taurino, la expresión también se utiliza para referirse a un torero que no logra destacar o fracasa en su actuación.
En el lenguaje cotidiano. Fuera del ámbito amoroso, no comerse una rosca puede referirse a cualquier tipo de fracaso o falta de éxito en diversas situaciones, como laborales o sociales.
Curiosidades
- Incorporación al diccionario. La expresión se incluyó por primera vez en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) en 1992, lo que refleja su uso popularizado y su relevancia cultural.
- Connotaciones sexuales. En las décadas de 1960 y 1970, la expresión adquirió connotaciones más vulgares y sexuales, lo que llevó a que algunas personas la consideraran inapropiada.
- Variantes. Hay variantes y expresiones relacionadas, como hacer la rosca, que implica adular o intentar agradar a alguien con intenciones románticas o sociales.
- Tradición gastronómica. Las rosquillas consumidas durante las festividades son un elemento importante de la gastronomía madrileña. Las más populares son las rosquillas tontas (sin glaseado) y las rosquillas listas (glaseadas).
- Cultura popular. La expresión ha sido utilizada en canciones, obras de teatro, novelas, artículos de prensa y películas españolas, lo que demuestra su arraigo en la cultura popular y su capacidad para resonar con experiencias comunes relacionadas con el amor y el desamor.
Comerse (o no) una rosca. Corolario
Tras cuatro elecciones ganadas por mayoría absoluta en Galicia y las de julio de 2023 en España sin tener capacidad de conseguir la investidura como presidente, Alberto Núñez Feijóo se presenta ante todos los españoles no solo sin un criterio definido y firme sino también como un triste ejemplo de lo que significa contar con todo y no comerse una rosca. Y es que si ya le ocurrió a Casado… Igual es que algo (o mucho) lo hacen fatal.