Incorporamos a nuestra sección Dichos y refranes a darse ínfulas. Es una de esas fórmulas del español que, pese a su uso coloquial y a veces irónico, arrastra tras de sí una historia ritual y simbólica de gran riqueza. Es curioso el contraste entre su origen solemne, vinculado a la dignidad y el poder y su uso actual, que señala la vanidad y la presunción.
Darse ínfulas. Etimología
Ínfula proviene del latín infŭla, que designaba unas tiras o bandas de lana blanca que los sacerdotes y reyes de la Antigua Roma se ceñían en la cabeza como símbolo de distinción y prestigio. Estas cintas, a menudo adornadas y con dos tiras colgantes llamadas vittae, indicaban la importancia del portador en la sociedad romana y, más tarde, en la cristiana, donde pasaron a formar parte de la mitra episcopal y la tiara papal.
El paso de la ínfula como ornamento sagrado a la acepción figurada de vanidad o presunción se produce por el simbolismo de ostentación y rango que conllevaba portar tales cintas. Así, tener muchas ínfulas era sinónimo de ostentar un estatus elevado y la expresión fue derivando hacia la idea de arrogancia o engreimiento.
Significados y usos actuales
Hoy, darse ínfulas significa atribuirse a uno mismo una importancia, mérito o dignidad que no le corresponde, mostrando vanidad, presunción o aires de superioridad. Es una locución utilizada para señalar a quienes se comportan con altivez o pretenden destacar por encima de los demás sin justificación.
El término suele emplearse en plural y aparece tanto en la conversación cotidiana como en textos literarios y periodísticos. Ejemplos como no te des tantas ínfulas o ese actor se da muchas ínfulas son comunes en el habla coloquial de España e Iberoamérica.
Darse ínfulas. Curiosidades
La palabra mantiene su sentido original en el ámbito eclesiástico, donde designa las cintas que cuelgan de la mitra episcopal. Sin embargo, su uso figurado ha eclipsado el significado ritual y se ha cargado de matices irónicos o incluso humorísticos.
En la Antigüedad, cuantas más ínfulas y de mejor calidad portaba una persona, mayor era su prestigio social, lo que explica la evolución semántica hacia la soberbia y la vanidad. Hoy, la expresión se utiliza para poner en su sitio a quienes se atribuyen méritos excesivos o adoptan una actitud altanera.
Resulta curioso cómo una palabra que en su origen representaba lo sagrado y digno, ha acabado sirviendo para señalar la presunción vacía y la arrogancia. Así, darse ínfulas es una expresión extraña por su viaje semántico: de la dignidad ritual a la crítica social, de la diadema del sacerdote a la ironía del lenguaje cotidiano.