Exordio
Como ya hemos hecho en alguna ocasión para escribir sobre el casete vamos a desglosarlo en dos artículos, planteando aquí la historia del objeto y, en el otro, el aspecto lingüístico.
Hace falta ser bastante mayor para recordar alguna situación en la que había que enrollar una cinta de casete con un boli Bic como se ve en la imagen. Pero también es cierto que entonces escribíamos cassette… La evolución desde entonces sí que es progreso y no lo que dice Sánchez, el jefe del albañal… Ya saben que en hablarydecir somos amantes inquebrantables del progreso ético pero sin progres ni hipoprogres, por favor.
La revolución del casete
A inicios de los años 60 del siglo XX, Lou Ottens, ingeniero holandés de Philips, se propuso crear un formato de audio pequeño y portátil. Como nuestro objetivo era hacer una grabadora de bolsillo, nuestro invento debía caber en el bolsillo lateral de mi chaqueta, explicó Ottens en una entrevista. Hice un bloque de madera que encajaba en mi bolsillo, y seguimos ese modelo. Eso no significa que llevar la grabadora real en mi chaqueta sea muy cómodo o aconsejable.
La historia del casete comenzó en 1962, cuando Ottens diseñó este formato de almacenamiento de sonido. El casete fue una alternativa más pequeña y portátil a los formatos existentes, impulsando la cultura de una época y la tendencia hacia la música compacta.
La producción masiva se inició en 1964 en Alemania, y el formato se presentó en la Feria Berlin Radio Show en 1963. En 1969, el casete ya circulaba en Estados Unidos.
Los primeros casetes estaban diseñados para grabar voz, con una capacidad de almacenamiento limitada y una calidad de sonido no apta para música. Sin embargo, en 1965, se lanzaron al mercado las primeras cintas con música grabada, conocidas como Musicassettes o MC. En septiembre de 1966, los Musicassettes llegaron al mercado estadounidense con una oferta de 49 títulos provenientes de The Mercury Record Company, una filial de Philips. Para 1968, ya existían casetes que almacenaban, grababan y reproducían.
La evolución y el apogeo del casete
La popularidad del casete aumentó alrededor de 1971, cuando se introdujo un formato que combinaba una cinta magnética de dióxido de cromo con la reducción de ruidos, mejorando mucho la calidad del sonido. Así, el casete se convirtió en un formato apto para su uso en la industria musical.
El casete fue n un éxito gracias a su portabilidad y simplicidad de uso. Permitió a las personas grabar su propia música y mensajes de audio, lo que dio lugar a la creación de recopilaciones musicales personales y revolucionó la forma en que se consumía la música. En las décadas de 1970 y 1980, el casete alcanzó su apogeo con la popularidad de dispositivos como el walkman, que permitió a los usuarios escuchar música en cualquier lugar.
El legado del casete
Con sus dos caras y muy fácil de utilizar, se fabricaron más de 100.000 millones de casetes en el mundo durante su vigencia desde la década de 1960 hasta la de 1980. Aunque su popularidad disminuyó con la llegada de los cederrones y, posteriormente, la era digital, el casete dejó huella en la industria de la música y en la cultura popular. Hoy, el casete ha experimentado un resurgimiento en una moda retro, apreciado por su estética nostálgica y su carácter analógico.
Lou Ottens, el creador del casete, también ayudó a crear el cederrón, falleció en Duizel (Países Bajos) el 6 de marzo de 2021 a los 94 años de edad cerca de la frontera belga.
NOTA: La imagen que ilustra este artículo es propiedad de la revista musical Ladosis, muy interesante, por cierto.