Exordio
Confesaré un ataque propio de soberbia y arrogancia. Cuando estaba escribiendo el artículo Cazalla y cazalleros creí que era el primero del mundo en conseguir este neologismo por composición: enseguida descubrí mi falta de originalidad y ahora me dispongo a analizar el significado de hipoprogre, otra palabra inexistente que entra en una sección llamada Rescatando palabras olvidadas Sí, eso es, y no será la primera vez: ya lo hicimos con politiqués, vicevérsico e ideoilógico, administraición y la infame corrupatía, por ejemplo.
Hipoprogre. Análisis, origen y contexto
Es un término despectivo que combina las palabras hipócrita y progresista. Esta palabra se utiliza para describir a personas que se identifican como progresistas o de izquierda, pero cuyas acciones o comportamientos son percibidos como contradictorios con los principios que afirman defender. ¡Ojo, no debemos confundirlo con otra palabra similar pero más extendida: pijoprogre, aunque viene a ser lo mismo en versión más suave.
Hipoprogre surge cuando el progresismo gana apoyo, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Sin embargo, a medida que el discurso progresista se ha institucionalizado y comercializado, se han comenzado a señalar la falta de autenticidad en ciertos sectores del movimiento. Así, el término hipoprogre debemos utilizarlo para señalar a aquellos que promueven ideales de justicia social, igualdad y sostenibilidad, pero que no, que no actúan de acuerdo con esos mismos principios en su vida diaria. Por poner un ejemplo por todos conocido: imaginen al refitolero jefe del albañal y adalid de la plutocracia -con su encantadora y presunta malversadora o sin ella- yendo en helicóptero desde La Moncloa a Torrejón de Ardoz mientras ejerce de apologeta (también valdría con jota: apolojeta, de apolo por su linda estampa y jeta, por lo obvio) de la falsa y aterradora emergencia climática que provocamos estos insensatos moradores del planeta. Ellos, no, claro.
Características del hipoprogre
Consumen de manera selectiva. Pueden abogar por el consumo responsable y sostenible, pero al mismo tiempo optar por marcas que son más un símbolo de estatus que un verdadero compromiso con la ética.
Participan en activismo superficial. Suelen compartir contenido relacionado con causas sociales en sus redes, pero su compromiso real puede ser cuestionado. Se les critica por hacer activismo de sofá, donde la acción se limita a lo que ellos llaman likes y retweets sin un esfuerzo tangible hacia el cambio.
Afición desmedida (el punto anterior es una consecuencia de este) a meter palabras y palabrotas extranjeras mientras hablan o escriben en español. O sea, además papanatas.
Promueven discursos inclusivos. Aunque defienden la diversidad y la inclusión, sus actitudes o comportamientos pueden revelar prejuicios o contradicciones en su vida personal.
Corolario
Las críticas hacia el hipoprogre las centramos en la percepción de una doble moral, o quizás sería mejor decir múltiple amoralidad. Se argumenta que estas personas utilizan su identidad progresista como una forma de capital social, buscando validación o reconocimiento sin un compromiso genuino con las causas que dicen apoyar. Este fenómeno lleva a un debate sobre la autenticidad en el activismo contemporáneo y la relación entre ideología y comportamiento.
Este concepto invita a reflexionar sobre la autenticidad del compromiso social y político, planteando preguntas sobre cómo nuestras creencias se traducen en acciones concretas. La discusión sobre el hipoprogre es relevante no solo para entender dinámicas propias del progresismo. Lo es también para analizar cómo las identidades políticas se construyen y se perciben en un mundo complejo e interconectado.
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