En El efecto deseado, Guillermo Alonso construye una novela que transita con elegancia entre la sátira, el melodrama y la picaresca. Lo hace sin alardes, pero con tal precisión que convierte cada escena en un espejo deformante de nuestra época.
El protagonista, Gaspar, es menos un personaje que una superficie porosa: absorbe, refleja y se contamina de todo lo que lo rodea. Desde el hotel donde creció hasta la isla donde se exilia, su recorrido es una coreografía de silencios, excesos y transformaciones.
Sobre El efecto deseado
De recentísima publicación, El efecto deseado (septiembre de 2025) confirma a Guillermo Alonso como uno de los estilistas más incómodos y lúcidos de la narrativa española actual. La novela se articula como una crónica del deseo y sus efectos, pero también como una crítica a los rituales de clase, belleza y poder.
Alonso no necesita levantar la voz para incomodar: le basta con describir. Las fiestas absurdas, los cuerpos desfigurados, los pactos de silencio y las viudas excéntricas no son caricaturas, son síntomas. El humor, siempre presente, no busca la risa fácil, sino la incomodidad lúcida. Hay algo de Capote en la mirada, algo de McCullers en la ternura, y algo de Bret Easton Ellis en la crueldad. Pero Alonso no imita: observa, y al observar, inventa.
Gaspar, que podría haber sido un Lazarillo posmoderno, se convierte en testigo involuntario de un mundo que lo absorbe sin ofrecerle sentido. Su tránsito por escenarios grotescos y refinados no lo redime ni lo destruye: lo transforma en algo ambiguo, casi espectral. La prosa, contenida y precisa, evita el énfasis y confía en el lector. No hay subrayados morales ni guiños cómplices. Lo que hay es estilo, y el estilo, aquí, es ética.
Por qué nos ha gustado
Nos ha gustado porque no busca la simpatía del lector, sino su complicidad crítica. Porque retrata el exceso sin regodeo, la deformación sin morbo y el deseo sin pedagogía. Porque Gaspar no es un héroe ni un mártir, sino un cuerpo que atraviesa el relato con la dignidad de quien no necesita explicarse. Y porque Alonso escribe como quien sabe que la literatura no está para resolver, sino para perturbar con belleza.
Sobre el autor
Guillermo Alonso (Pontevedra, 1982) es periodista, escritor y estilista de la incomodidad. Su obra, que abarca la novela, el ensayo y la crítica cultural, se caracteriza por una mirada aguda, un humor venenoso y una prosa que nunca se despeina.
En El efecto deseado confirma su capacidad para construir mundos que parecen irreales pero que, al mirarlos bien, son demasiado verdaderos. No moraliza, no pontifica, no se disculpa. Observa, escribe y deja que el lector se enfrente a lo que ve. Y eso, hoy, es raro. Y necesario.