El ministro de ‘Milagro‘, Cerdán es ese personaje que, sin formación universitaria, pero con mucha FP y mucha más audacia que talento, escala desde el taller de mantenimiento de Iberfruta hasta la cúpula del PSOE, pasando por la mancomunidad de residuos sólidos (¡literalmente gestionando basura antes de gestionarla en sentido figurado!) y aterrizando en el Congreso de los Diputados.
El ‘ministro’ de Milagro
Hijo y nieto de socialistas (de los que no movieron un dedo contra Franco, claro), Cerdán es el ejemplo perfecto de cómo la lealtad y el sigilo pueden llevarte lejos: de concejal en Milagro (Navarra) a secretario de Organización del PSOE, el auténtico hombre para todo de Sánchez. Su mayor virtud: la obediencia tan perruna como su propia cara y la capacidad de pasar desapercibido, cual ninja de partido, hasta que el escándalo le salpica de lleno.
Meteduras de pata y tropiezos varios
En 2017, fue el encargado de la recogida de avales para las primarias de Sánchez, operación en la que, según mensajes filtrados, se animaba a meter dos papeletas, lo que sugiere una picaresca digna de Lazarillo de Tormes, pero aplicada al censo interno socialista.
Como negociador estrella, viajó a Bruselas para pactar con otro delincuente, Puigdemont el apoyo de Junts, un acuerdo que no fue más que el trueque de la dignidad del partido por unos votos más.
Su nombre aparece en el devastador informe de la UCO por su implicación en el Caso Koldo (léase caso PSOE), una trama de mordidas en contratos públicos que ha terminado con su dimisión y, con su ingreso en prisión preventiva hace solo unas horas. Que disfrute de su estancia, aunque como todo no será igual que la del resto de los reclusos.
Incapacidad para asumir el cargo
Cerdán es el ejemplo de cómo la mediocridad puede camuflarse bajo el manto de la lealtad. Sin experiencia universitaria, sin grandes logros legislativos, su mayor mérito ha sido sobrevivir en la jungla interna del PSOE y medrar a la sombra del sátrapa Sánchez. Su gestión ha sido más de apagafuegos que de estratega: ni carisma, ni discurso, ni visión. Solo disciplina de partido y un olfato infalible para estar en el sitio adecuado… hasta que la marea de corrupción lo arrastró y lo llevó a donde debe estar.
¿Es oclócrata el ‘ministro’ de Milagro?
Si por oclocracia entendemos el gobierno de los mediocres y la plebe sobre la virtud y el mérito, Cerdán sería un excelente abanderado, aunque bien es cierto que la competencia sería feroz. Ha representado la política del apaño, del tira para adelante, del aquí no ha pasado nada, hasta que pasó. Y lo que queda…
Espíritu criminal y caradura
Las acusaciones de la UCO y su procesamiento por organización criminal no son una anécdota: son el colofón de una carrera donde la frontera entre la pillería política y el delito se difuminó peligrosamente. ¿Caradura? Más bien, cara de cemento armado: ni una disculpa, ni una autocrítica, solo dimisión forzada cuando ya no quedaba otra.
‘Ministro’ de Milagro. Curiosidades
- Antes de ser político, arreglaba máquinas en el sector agroalimentario. Al final, acabó arreglando primarias y contratos públicos.
- Fue presidente de la Fundación Pablo Iglesias, aunque su legado se reduce a haber calentado la silla hasta que lo sustituyó María Luisa Carcedo.
¿Y Sánchez? ¿Es tonto o aprovechado?
Cuesta creer que el presidente, maestro del control y la estrategia, no supiera nada de las andanzas de su mano derecha. O bien Sánchez padece una ingenuidad patológica, o bien el cinismo es la moneda de curso en la Moncloa. Todas las conclusiones posibles se reducen a una: delincuencia organizada.
En fin, caña a Cerdán: que devuelva lo robado y, si la justicia funciona, que lo explique ante el juez. Lamentablemente es fácil que tengamos que ir a contar mentiras.
Nota: Todos los hechos citados están documentados en los informes de la UCO, medios de comunicación y las propias biografías oficiales. La ironía y el tono jocoso son licencia literaria para retratar una realidad política que, por sí sola, roza el esperpento. Y, desgraciadamente no solo del fontanero que acabó en la bañera. Irán desfilando otros.