Incorporamos a nuestra estantería virtual de Personajes y figuras a un hombre prácticamente desconocido, a Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, conocido como Papa Luna o Benedicto XIII. Fue una figura fascinante en la historia de la Iglesia Católica y de Europa. Nacido en Illueca (Zaragoza) el 25 de noviembre de 1328, pertenecía a una familia noble con raíces profundas en el Reino de Aragón. Su vida estuvo marcada por su extraordinaria erudición, su papel central en el Cisma de Occidente y su inquebrantable defensa de su legitimidad como pontífice.
El Papa Luna. Formación y primeros años
Recibió una formación sólida en Derecho Canónico en la prestigiosa Universidad de Montpellier, donde destacó por su inteligencia y capacidad jurídica. Como jurista, adquirió un profundo conocimiento del derecho eclesiástico, lo que le permitió ascender rápidamente en la jerarquía eclesiástica. En 1375 fue nombrado cardenal por el Papa Gregorio XI, lo que marcó el inicio de su influencia política y religiosa en los asuntos europeos.
El Cisma de Occidente
El cisma (1378-1417) marcó la vida del Papa Luna, un periodo turbulento en la historia de la Iglesia Católica durante el cual hubo dos (y más tarde tres) papas rivales: uno en Roma y otro en Aviñón. Tras la muerte del Papa Clemente VII, que residía en Aviñón, Pedro Martínez de Luna fue elegido papa por los cardenales franceses en 1394 bajo el nombre de Benedicto XIII.
Se convirtió así en una figura clave del cisma, defendiendo con tenacidad su legitimidad como pontífice frente al papa romano Bonifacio IX y sus sucesores. Aunque inicialmente contó con el apoyo político de los reinos de Francia, Escocia, Castilla y Aragón, su posición se debilitó con el tiempo debido a su negativa a abdicar para resolver el conflicto. Su obstinación le valió el apodo despectivo de Papa obstinado.
Refugio en Peñíscola
En 1409 se celebró el Concilio de Pisa con el objetivo de poner fin al cisma mediante la elección de un nuevo papa. Sin embargo, lejos de resolver el problema, dio lugar a un tercer papa (Alejandro V), lo que complicó aún más la situación. En 1417, durante el Concilio de Constanza, se logró finalmente acabar con el cisma mediante la elección del Papa Martín V como único pontífice legítimo. Benedicto XIII fue declarado antipapa y perdió prácticamente todos sus apoyos.
Pee a eso, Pedro Martínez de Luna nunca renunció a su título papal ni aceptó la autoridad del Concilio. Se retiró al Castillo de Peñíscola, donde estableció su sede papal entre 1411 y 1423. Desde allí continuó proclamándose legítimo sucesor de San Pedro hasta su muerte.
Obras y legado cultural
Fue un mecenas destacado que promovió obras arquitectónicas y artísticas tanto en Aviñón como en Aragón. Entre sus contribuciones más notables está la fundación de la Universidad de Saint Andrews en Escocia en 1413.
Además, impulsó reformas administrativas dentro del ámbito eclesiástico y apoyó proyectos culturales que fortalecieron los vínculos entre los reinos cristianos europeos. En Aragón tuvo un papel importante en las negociaciones políticas que llevaron al Compromiso de Caspe (1412), mediante el cual Fernando I (Fernando de Antequera) fue elegido rey tras la muerte sin descendencia directa del rey Martín I.
Papa Luna. Últimos años y muerte
Sus últimos años estuvieron marcados por la soledad y el abandono. Refugiado en Peñíscola junto a unos pocos seguidores fieles conocidos como lunáticos, vivió prácticamente aislado mientras Europa aceptaba al nuevo papa Martín V como único líder legítimo de la Iglesia Católica. Su cuerpo fue trasladado posteriormente al Palacio del Papa Luna en Illueca.
El Papa Luna falleció en Peñíscola, el 23 de mayo de 1423, a los 95 años de edad.