Fernando Cosculluela
El tren que nunca llegó. Texto íntegro
En la penumbra de la estación abandonada, los relojes se pararon. Los pasajeros, apresados en un bucle de tiempo, aguardaban a un tren que nunca llegaría.
Hasta su publicación hoy en los microrrelatos de hablarydecir, El tren que nunca llegó era un microrrelato inédito de nuestro colaborador Fernando Cosculluela.
El texto
La penumbra sugiere un espacio donde las certezas se desvanecen. La estación abandonada que simboliza la decadencia y el olvido, un sitio donde el tiempo parece estar descansando, quizá permanentemente.
Los relojes parados añaden un toque surrealista, el tiempo ha muerto. Los pasajeros, atrapados en este extraño limbo, esperan un tren que nunca llegará. Este bucle crea una sensación de eternidad y desesperación.
La imagen es contundente: los pasajeros, con sus esperanzas y anhelos, están atrapados en un lugar donde todo está suspendido. La llegada del tren, que nunca sucederá, se convierte en una metáfora de las oportunidades perdidas y los sueños incumplidos.
Este escenario transmite una sensación de estancamiento y desilusión, reflejando la fragilidad de las aspiraciones humanas frente a una realidad implacable. La metáfora del tren ausente resuena profundamente, evocando la tristeza de lo que pudo ser y nunca fue y la melancolía de un futuro que se escapa entre los dedos.
Comentario
Como siempre decimos, la literatura es un espacio abierto a la interpretación libre de cada cual. Y, en este caso, cada persona viaja en su propio ferrocarril, le corresponda o no. La singularidad de cada experiencia humana y la manera en que todos enfrentamos nuestro propio viaje, con sus desafíos y destinos inciertos, aunque a veces parezca que no estamos en el lugar que nos corresponde, es una de las claves de nuestra propia existencia. La paciencia es una virtud pero utilizarla como una excusa redentora es una anomalía que trae consecuencias.
Otros microrrelatos del autor son: Un ser humano llamado perro, Soy francés y Aislamiento.