Nos preguntamos hoy en Dudas razonables (o no) cuál es la forma correcta: fisonomía o fisionomía. La pregunta, razonable y antigua, sigue merodeando en la escritura y la conversación, aunque la respuesta parezca meramente formal. En realidad, encierra una pequeña historia de convivencia lingüística, variantes aceptadas y preferencias normativas.
Derivaciones y etimologías
La forma fisonomía es hoy la más utilizada y reconocida en el español contemporáneo para aludir tanto al conjunto de rasgos del rostro —la fisonomía de una persona— como al aspecto o apariencia externa de algo no humano. Su empleo está ampliamente acreditado en textos literarios, científicos y periodísticos actuales.
Sin embargo, fisionomía también ha recorrido un largo trecho en la historia de nuestra lengua. Ambas palabras provienen del griego physiognōmonía, pasando por el latín tardío physiognomĭa. La oscilación de la grafía en español no es reciente; en realidad, fisionomía convivió durante siglos con fisonomía en los textos peninsulares y americanos y aún hoy aparece en ciertos registros científicos, especialmente en ámbitos como la botánica o la ecología, para designar el aspecto externo de una especie o comunidad vegetal.
Preferencias y usos
El Diccionario de la lengua española de la RAE incluye ambas formas, aunque señala que fisonomía es la variante preferida en el uso culto moderno. No tacha fisionomía de incorrecta: simplemente la considera menos frecuente y desaconsejada en el estándar actual. Esta preferencia responde más a razones de simplificación gráfica y uniformidad que a una censura normativa. El Diccionario panhispánico de dudas matiza que, aunque ambas formas aparecen documentadas desde antiguo, la opción mayoritaria y recomendada hoy en casi todos los mercados hispanohablantes es fisonomía.
En consecuencia, encontrar fisionomía en un texto no debería alarmar a nadie ni provocar rectificaciones fulminantes. Sin embargo, en contextos formales, académicos o periodísticos, la recomendación es preferir fisonomía.
Fisonomía o fisionomía. Convivencia
El recorrido de estas dos formas revela cómo el idioma privilegia la economía, pero también recoge las huellas de su propia historia. Resulta difícil llamar duda menor a la alternancia entre fisonomía y fisionomía, pues ambas remiten a prácticas eruditas y científicas de siglos pasados y, al mismo tiempo, a la evolución viva del español.
Mientras fisonomía cristaliza como estándar, fisionomía permanece como vestigio, raro pero legítimo, especialmente en ámbitos científicos o históricos donde la tradición filológica pesa tanto como la costumbre. Así, la pregunta no es solo cuál es correcta, sino también cuál retrata mejor el rostro cambiante de nuestra lengua.