El dicho La ópera no se acaba hasta que canta la gorda es una expresión proverbial que advierte contra la precipitación: nada está decidido hasta el desenlace definitivo.
Hasta que canta la gorda. Origen
La frase tiene su raíz en el ámbito anglosajón, donde se popularizó como It ain’t over till the fat lady sings. Su primer registro documentado se atribuye al comentarista deportivo Ralph Carpenter en 1976, durante una retransmisión de béisbol en Estados Unidos. La imagen de la dama gorda procede del estereotipo de la soprano dramática en la ópera, especialmente en el repertorio wagneriano. En concreto, se asocia con Brünnhilde, la valquiria que cierra el ciclo del Anillo del Nibelungo con un aria extensa en El ocaso de los dioses. Esa escena final, de unos veinte minutos, simbolizaba el cierre solemne de la representación.
Significado y usos
El dicho se emplea para subrayar que no se debe dar por concluido un asunto antes de tiempo.
En el ámbito deportivo, se convirtió en un lema contra la confianza excesiva: un partido no está ganado hasta el último minuto. En la vida cotidiana, se usa para recordar que las situaciones pueden cambiar inesperadamente y que el desenlace solo se confirma al final. Tanto en España como en Hispanoamérica, la frase se adaptó con tono humorístico, pero conserva la advertencia de fondo: la perseverancia y la paciencia son necesarias hasta el cierre real.
Curiosidades culturales
La expresión ha trascendido el mundo de la ópera y del deporte para instalarse en la cultura popular. En Estados Unidos, se convirtió en un cliché mediático en los años ochenta y noventa, repetido en retransmisiones televisivas y titulares de prensa.
En el ámbito hispánico, se ha usado en juegos de cartas como el mus, en tertulias y en contextos coloquiales, siempre con la idea de que todo puede cambiar en el último acto. El estereotipo de la soprano corpulenta, aunque hoy se considera caricaturesco, fue clave para fijar la imagen de la gorda como símbolo del final operístico.
Hasta que canta la gorda. Persistencia
El dicho sigue vigente porque condensa una verdad universal: la incertidumbre del desenlace. En la ópera, el canto final marca el cierre; en la vida, el desenlace real nunca se anticipa con seguridad. La frase, nacida en el cruce entre cultura musical y deporte, se ha convertido en un recordatorio de prudencia y resistencia. Su permanencia demuestra cómo un giro coloquial puede trascender fronteras y convertirse en metáfora compartida de la espera y la conclusión.
En suma, La ópera no se acaba hasta que canta la gorda no es un mero chiste, sino un proverbio moderno con raíces en la ópera wagneriana y en la cultura deportiva estadounidense. Su vigencia en español muestra cómo las metáforas viajan y se adaptan, recordándonos que ningún final se anticipa: siempre hay que esperar a la última nota.
NOTA. En hablarydecir ni somos gordófobos ni practicamos ninguna otra fobia, excepto, quizás, la tontofobia. Pero llamamos pan al pan y vino al vino.




