En la vasta esfera del idioma español,
donde las palabras danzan con gracia y ardor,
resalta un erudito, un sabio sin igual,
Pancracio Celdrán, de la lengua el gran señor.
Con pluma en mano y mente sin rival,
exploró los rincones de nuestro hablar,
desde el dulce elogio hasta el ácido insultar,
revelando secretos que nos hacen meditar.
Inventario General de Insultos su obra cumbre,
un tesoro lingüístico de incalculable valía,
que muestra que incluso en el reproche y la penumbra,
se esconde la historia, la cultura, la poesía.
Celdrán, maestro de la etimología,
con cada término, una puerta abrió,
a un pasado rico, lleno de ironía,
donde cada palabra su propio mundo forjó.
Hoy rendimos homenaje a su legado,
a su incansable búsqueda de la verdad,
Pancracio Celdrán, por siempre recordado,
como el guardián del habla, de su identidad.
Su trabajo no solo nos educa sino que también nos entretiene, permitiéndonos apreciar la profundidad y el ingenio de nuestra lengua. Pronto veremos ejemplos que nos harán pensar y, quizás, reír.