Nuestra envidia dura más que la felicidad de aquellos a quienes envidiamos. François de La Rochefoucauld.
Exordio
Aunque no esté de moda expresarlo, la envidia es uno de los pecados capitales, por lo tanto, de raíz, es mala. La sentencia que contemplamos hoy no solo afianza esa percepción negativa sino que la extiende en el tiempo a modo de una corrosión moral o íntima. La comparación social se convierte, así, en un mecanismo dañino, donde nuestras propias inseguridades se ven amplificadas al observar el éxito o la felicidad ajena.
De este modo, mientras que se percibe el éxito y la alegría de los demás desde una distancia emocional, la envidia es una experiencia interna que consume nuestro bienestar.
Contexto de la envidia
En el contexto social contemporáneo, esta frase cobra especial relevancia. La competencia social y el deseo de sobresalir intensifican los sentimientos de envidia. En un mundo donde las redes sociales amplifican las comparaciones entre vidas idealizadas, es fácil caer en la trampa de medir nuestro valor personal a través del prisma del éxito ajeno. Esta dinámica no solo afecta nuestras relaciones interpersonales, sino que también tiene un impacto negativo y más o menos duradero en nuestra salud mental.
En la era digital actual, donde estamos constantemente expuestos a imágenes curadas de felicidad y éxito, la frase se vuelve aún más pertinente, sobre todo por la alarmante pérdida de valores morales, que es, una de las causas de la envidia, si no la principal.
Ojalá sirva esta máxima que comentamos hoy en hablarydecir sea un recordatorio sobre la importancia de cultivar la autoconciencia y satisfacción personal más allá de las comparaciones sociales, promoviendo así un bienestar emocional, propio y ajeno, más equilibrado y saludable.
Sobre François de La Rochefoucauld
François de La Rochefoucauld nació el 15 de septiembre de 1613 en París. Fue un filósofo, moralista y escritor del siglo XVII. En su juventud, La Rochefoucauld participó en la vida cortesana y militar, involucrándose en intrigas políticas y aventuras amorosas. Sin embargo, una herida sufrida en la batalla de Faubourg Saint-Antoine en 1652 marcó un punto de inflexión en su vida, llevándolo a frecuentar círculos literarios en París. Su obra más célebre son las Máximas (1665-1678), una colección de setecientos epigramas que se convirtieron en un hito del clasicismo francés. En ellas, La Rochefoucauld se centra en temas como el egoísmo y el autoengaño. Además, escribió sus Memorias (1662) y otras obras recopiladas póstumamente, como las Reflexiones diversas.
François de La Rochefoucauld falleció en París el 17 de marzo de 1680, a los 66 años de edad.
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