Poema de Juana de Ibarbourou incluido en Raíz salvaje (1922)
Este es el texto íntegro de La higuera, poema de Juana de Ibarbourou:
Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se visten…
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
-Es la higuera el más bello
de los árboles en el huerto.
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡Qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo, le cuente:
-Hoy a mí me dijeron hermosa.
Sobre La higuera
El poema está compuesto por versos de longitud variable y no sigue una estructura de rima estricta. Esto le da un ritmo libre y fluido, que refleja la espontaneidad en los temas que trata.
La variación en la longitud de los versos contribuye a la sensación de fluidez y movimiento en el poema.
La rima es asonante, es decir que solo las vocales en la última sílaba tónica de cada verso riman entre sí. Esto crea un efecto sutil y melódico que añade musicalidad al poema sin distraer de su contenido.
En cuanto a la estructura, el poema se puede dividir en tres partes claramente diferenciadas, cada una de las cuales representa una etapa en la vida de la protagonista: la infancia, la juventud y la vejez.
La autora
Juana de Ibarbourou, cuyo nombre de nacimiento era Juana Fernández Morales nació el 8 de marzo de 1892 en Melo (Uruguay) y falleció el 15 de julio de 1979 en Montevideo. Se casó con el capitán Lucas Ibarbourou a los veinte años, adoptando su apellido para firmar su obra.
Está considerada como una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. Sus poemas tienden a la exaltación sentimental de la entrega amorosa, de la maternidad, de la belleza física y de la naturaleza. Su poesía también se caracteriza por un erotismo que constituye una de las vertientes capitales de su producción.
Su obra
Entre sus obras más destacadas incluimos los poemarios Las lenguas de diamante (1919); El cántaro fresco (1920) y Raíz salvaje (1922), todos muy marcados por el modernismo. Con La rosa de los vientos (1930) se adentró en el vanguardismo, jugando con imágenes surrealistas. Además de su poesía, Juana de Ibarbourou también escribió en prosa, principalmente para el público infantil. Entre estas obras destacan Ejemplario (1928) y Chico Carlo (1944).
Hay una anécdota que consideramos importante citar: Tras la publicación de Las lenguas de diamante, en una carta fechada en Montevideo el 29 de julio de 1919, Ibarbourou pedía opinión sobre su primera obra a Gabriele D’Annunzio y también a Miguel de Unamuno, con la petición, además, de que remitiera ejemplares de su libro a los poetas Antonio y Manuel Machado y a Juan Ramón Jiménez. Unamuno le contestó expresándole su sorpresa y agrado por sus versos y destacando su desnudez espiritual y frescura.
En 1959, fue galardonada con el Gran Premio Nacional de Literatura en Uruguay y también con el Premio Nacional de Poesía de Uruguay en 1969, durante su vida fue nominada cuatro veces para el Premio Nobel de Literatura.
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