Enriqueta Martí Ripoll, nacida en 1868 en Sant Feliu de Llobregat, es uno de los nombres más inquietantes de la crónica negra barcelonesa. Su figura, envuelta en leyenda, horror y controversia, ha sido bautizada como La vampira del Raval, aunque su historia real se mueve entre el mito urbano y la miseria social de la Barcelona de principios del siglo XX.
Lo que se sabe con certeza es que fue detenida en 1912 por el secuestro de una niña y que su caso desató una oleada de pánico, morbo y especulación.
La doble vida de la vampira del Raval
Llegó a Barcelona siendo joven y pronto se vio envuelta en los ambientes más marginales de la ciudad. Alternaba trabajos como sirvienta o niñera con la prostitución y se movía entre los barrios bajos y los salones de la alta sociedad.
Su vida era un juego de máscaras: por el día mendigaba en harapos, por la noche se vestía con pelucas y ropas elegantes para frecuentar el Liceu o el Casino de l’Arrabassada. Esta dualidad alimentó la sospecha de que ofrecía servicios como proxeneta infantil a clientes poderosos, aunque nunca se probó judicialmente.
Su matrimonio con el pintor Joan Pujaló fue tormentoso y breve. No tuvieron hijos y Enriqueta se rodeó de niños que, al parecer, usaba para mendigar o para fines más oscuros. En su casa del Raval, barrio hacinado y marginal, se decía que elaboraba ungüentos y pócimas con restos humanos, vendiéndolos como remedios milagrosos a clientes adinerados. La imagen de la bruja urbana, la curandera sin escrúpulos, se consolidó.
El caso que lo cambió todo
El 27 de febrero de 1912, una vecina alertó a la policía tras ver a una niña, Teresita Guitart Congost, asomada a la ventana del piso de Enriqueta. La niña había sido secuestrada días antes y su aparición desencadenó una investigación que sacó a la luz un escenario macabro: restos óseos, ropas infantiles ensangrentadas y un ambiente que parecía confirmar las peores sospechas. También se encontró a otra niña, Angelita, cuya origen era confuso y que había sido entregada a Enriqueta por una familiar para evitar el estigma de un nacimiento fuera del matrimonio.
La prensa se volcó en el caso y la figura de Enriqueta se convirtió en símbolo del mal absoluto. Se la acusó de asesinatos múltiples, de brujería, de tráfico de menores, de rituales sangrientos. Sin embargo, investigaciones posteriores cuestionan la veracidad de muchas de estas acusaciones. Lo único que se probó judicialmente fue el secuestro de Teresita. No hubo condena por asesinato y Enriqueta murió en prisión preventiva en 1913, oficialmente por cáncer, aunque algunos sostienen que fue linchada por otras reclusas.
Entre mito y misoginia
La historia de Enriqueta Martí se ha revisado en las últimas décadas. Algunos estudios apuntan a que su figura fue marcada por una sociedad patriarcal y clasista, que necesitaba un chivo expiatorio para encubrir sus propias miserias. Enriqueta era pobre, mujer, sin poder ni protección. Su perfil encajaba en el molde de la bruja urbana, la criminal ideal para alimentar titulares y calmar conciencias.
El caso también revela las tensiones sociales de la Barcelona modernista: una ciudad que brillaba en sus avenidas pero se pudría en sus callejones. La explotación infantil, la prostitución, la miseria y la desigualdad eran moneda corriente y la historia de Enriqueta sirvió para ocultar una realidad mucho más incómoda.
La vampira del Raval. Su legado
La figura de Enriqueta sigue fascinando. Ha inspirado novelas, obras de teatro, documentales y ensayos. Su casa en el Raval se convirtió en lugar de peregrinación morbosa y su apodo —la vampira del Raval— es parte del imaginario barcelonés. Más allá del mito, su historia plantea preguntas: ¿cuánto de verdad hay en la leyenda? ¿Quién construyó el relato? ¿Por qué?
Quizá Enriqueta no fue la asesina en serie que nos han contado. Quizá fue víctima de una sociedad que necesitaba monstruos para no mirarse al espejo. O quizá fue ambas cosas. Lo cierto es que su sombra sigue viva y que su historia, real o inventada, nos obliga a pensar en los márgenes, en los silencios y en los relatos que elegimos creer.
Enriqueta Martí está ya encerrada con los Criminales y otros delincuentes de hablarydecir.com