¿Qué fue la Ley de Vagos y Maleantes? ¿Una ley fascista, quizás?
No fue el franquismo, como se quiere hacer ver, sino la II República española la que aprobó en 1933 una ley destinada a controlar a quienes eran considerados antisociales: la Ley de Vagos y Maleantes. Nació como medida de seguridad, pero su vida posterior la convirtió en un instrumento de control que sobrevivió a la República y se prolongó durante gran parte del franquismo.
Ley de Vagos y Maleantes. Antecedentes
La Constitución de 1931 definía España como República de trabajadores de toda clase. En ese marco, las autoridades republicanas impulsaron normas de control social como la Ley de Defensa de la República y la Ley de Orden Público, ambas orientadas a la represión sistemática y cruel de quienes discrepaban de las políticas republicanas.
La Ley de Vagos y Maleantes se inscribió en esa lógica: aplicar medidas preventivas a quienes no trabajaban o vivían de actividades consideradas peligrosas o inmorales.
Promulgación y vida activa
La ley fue aprobada por las Cortes de la II República el 4 de agosto de 1933 y publicada en la Gaceta de Madrid al día siguiente. Fue firmada por el presidente del Consejo de Ministros, Manuel Azaña y popularmente se conoció como la Gandula.
La Guerra Civil no acabó con la norma: el régimen franquista la mantuvo y la reformó en 1954 para incluir la homosexualidad como conducta peligrosa, aunque en la etapa republicana ya se aplicaba de facto.
Durante décadas se aplicó contra mendigos, nómadas, proxenetas y delincuentes habituales, convirtiéndose en un mecanismo de exclusión social. Finalmente fue derogada en 1970 por la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social, heredera de su espíritu de control.
Contexto internacional
La Ley de Vagos y Maleantes tampoco fue una excepción española. En Italia, el Código Rocco de 1930 ya contemplaba internamientos preventivos para reincidentes y sospechosos. En Alemania, la Ley de 1933 sobre prevención de delitos permitía detener a quienes se consideraban proclives al crimen. También en Francia existían disposiciones similares para mendigos y nómadas.
España se inscribía, por tanto, en una tendencia europea de medidas de seguridad frente a la peligrosidad social, aunque su larga vigencia y reformas posteriores la hicieron especialmente significativa.
Curiosidades
La ley es recordada por varias paradojas. Fue aprobada en un contexto republicano progresista, pero terminó sirviendo como herramienta de control en el franquismo. Su nombre popular, la Gandula, refleja el estigma social que acompañaba a quienes eran objeto de la norma. Y su vigencia —casi cuatro décadas— la convirtió en una de las disposiciones más duraderas de la República, aunque aplicada en un régimen radicalmente distinto.
Ley de Vagos y Maleantes. Conclusión
La Ley de Vagos y Maleantes de 1933 muestra cómo una disposición concebida para el orden público republicano se transformó en un instrumento de control social bajo el franquismo.
Su historia revela tanto la continuidad con otras legislaciones europeas como la capacidad de las leyes para ser resignificadas en contextos políticos diferentes.
Ni fascista, ni franquista, ni exclusiva de España. Por mucho que insistan con su falsa memoria adoctrinadora.




