Melchor Cano nació entre 1507 y 1509, probablemente en Pastrana (Guadalajara), aunque Tarancón (Cuenca) también reclama su origen. Su padre, Fernando Cano, fue un jurista notable que influyó en su formación intelectual.
Melchor ingresó en la Orden de Santo Domingo en el convento de San Esteban de Salamanca, donde comenzó sus estudios de Filosofía y Teología. Fue discípulo de Francisco de Vitoria, figura clave de la Escuela de Salamanca y pronto destacó por su agudeza doctrinal y capacidad especulativa.
Trayectoria académica y teológica
Cano inició su carrera docente en el Colegio de San Gregorio de Valladolid en 1533, donde enseñó Filosofía y luego Teología. Obtuvo el doctorado en Bolonia y fue catedrático en Alcalá de Henares antes de ocupar la prestigiosa cátedra de Prima en Salamanca en 1546, sucediendo a Vitoria. Su pensamiento se consolidó en oposición al erasmismo y en defensa de la ortodoxia tomista.
Participó activamente en la Junta de Valladolid (1550), donde se debatió la legitimidad de la conquista de América entre fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. En 1551, fue enviado por Carlos I al Concilio de Trento como teólogo imperial, donde intervino en discusiones clave sobre la Eucaristía, la Penitencia y el sacrificio de la Misa, defendiendo con firmeza la doctrina católica frente a las tesis protestantes.
Obispo y figura política
En 1552, fue nombrado obispo de Canarias por el papa Julio III, aunque renunció al cargo en 1553 sin haber tomado posesión efectiva. Su renuncia se debió a conflictos políticos y a su deseo de dedicarse plenamente a la teología.
Cano fue también una figura influyente en la corte de Felipe II, a quien animó a consolidar un catolicismo nacional, cerrado a influencias extranjeras. Mantuvo una dura oposición a la Compañía de Jesús y fue enemigo declarado del papa Paulo IV.
Melchor Cano. Obra y aportación
Su obra más influyente, De locis theologicis (1563), sistematiza los fundamentos de la teología católica, estableciendo nueve lugares teológicos desde los que se puede argumentar doctrinalmente. Esta obra representa una síntesis entre el rigor escolástico y el humanismo cristiano y es considerada una piedra angular de la teología postridentina.
Melchor Cano falleció en Madridejos (Toledo), el 30 de septiembre de 1560. Su pensamiento sigue siendo referencia obligada en la historia de la teología católica y su figura encarna el esfuerzo por renovar la escolástica desde la fidelidad doctrinal y el compromiso intelectual.