Proviene del latín oppugnāre, es decir, atacar, asediar, asaltar.
Significa:
1. Hacer oposición con fuerza y violencia.
2. Asaltar o combatir una plaza o ejército.
3. Contradecir, oponerse.
Creo que llegan momentos en la historia en los que se debe opugnar porque, en caso contrario, el mal es mucho mayor, sin duda.
Ya sé que ahora vendrán los partidarios del buenismo (actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia o actúa con excesiva tolerancia) a hablar de fascismo y ultraderecha (que no saben lo que significa) pero del propio diccionario de la RAE se infiere que la tolerancia puede llegar a ser excesiva (desmesurada, que se sale de la regla) y lo excesivo jamás puede ser bueno.