Con el primer titular de la silla Z iniciamos esta nueva andadura, que va a recorrer, si Dios lo quiere, la semblanza y los méritos de todos los académicos que lo fueron de la Real Academia Española. Todos estarán presentes en Académicos históricos.
Pedro Scotti de Agóiz. Sus inicios
Nació en Pamplona en 1676. Su trayectoria se forjó entre la administración pública y las letras. Fue corregidor en varias ciudades castellanas —Almagro, Logroño, Calahorra, Guadix y Baza— y señor de Somontín y Finés.
Su formación y sensibilidad literaria lo llevaron a cultivar la poesía, el teatro y la zarzuela, con obras que circularon en manuscrito y algunas que fueron publicadas por su hijo tras su muerte.
Participación en la RAE
Ingresó en la RAE el 19 de septiembre de 1715 como uno de sus miembros fundadores. Ocupó el sillón correspondiente a la letra Z mayúscula, cerrando la nómina inicial de académicos que se encargarían de redactar el Diccionario de autoridades. Su presencia en la Academia fue activa, aunque breve: falleció en 1728.
Contribuciones lexicográficas
Se le asignó la elaboración de la letra M y de las combinaciones BL, DI y DU del diccionario. También se le encargó el vaciado de la General estoria de Alfonso X, tarea que no llegó a completar. Su trabajo fue parte del esfuerzo colectivo por fijar el uso culto del español en un momento de institucionalización de la lengua.
Producción literaria
Scotti fue autor de comedias religiosas, zarzuelas mitológicas y poesía lírica. Entre sus títulos destacan Los juicios del cielo, no examinarlos y obedecerlos y El primer blasón de Israel. Su hijo, Francisco Scotti Fernández de Córdoba, publicó sus Obras poéticas en 1735, lo que permitió preservar parte de su obra.
Pedro Scotti. Perfil intelectual
Pedro Scotti encarna el modelo del ilustrado barroco: funcionario con inquietudes humanísticas, comprometido con la lengua y su codificación. Su paso por la RAE dejó huella en los primeros pasos de la institución.