Partimos de un hecho avalado por la realidad y presente en todas las tendencias: el 98 % de medios subvencionados con dinero público para favorecer a la oclocracia de la banda sanchista, y el escaso 2 % restante que mantiene opinión propia y se financia con recursos privados. Todos (medios escritos y hablados) usan sistemáticamente –por mimetismo o inercia– la coletilla todo apunta a que. Estamos, claro, ante una duda razonable (o no): ¿es periodismo o adivinación? Analicemos las causas
En definitiva, el problema es el uso de fórmulas vagas para enmascarar la falta de rigurosa verificación. Profundicemos en su argumento desde tres ángulos:
La ambigüedad del todo: ¿qué incluye?
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El todo suele referirse a:
▸ Declaraciones de fuentes no identificadas (según círculos próximos a…).
▸ Patrones detectados en datos incompletos (ejemplo: tendencias en encuestas no publicadas).
▸ Inferencias de comportamientos previos (dada su trayectoria, es probable que…). -
El problema: Rara vez se explicitan estos elementos, convirtiendo la frase en una falacia de evidencia incompleta.
Periodismo informativo y opinión: límites difusos
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Normativa RAE y ética periodística:
▸ Gramaticalmente correcto no equivale a profesionalmente ético.
▸ La expresión es válida sintácticamente (RAE), pero su abuso trivializa el deber de contextualizar las fuentes. -
Ejemplo de uso legítimo y especulativo:
▸Legítimo: Todo apunta a que el incendio fue intencional (informes periciales y cámaras).▸Especulativo: Todo apunta a que dimitirá (sin citar declaraciones o plazos concretos).
¿Periodismo o adivinación? Alternativas
Situación | Fórmula recomendada | Ejemplo |
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Datos verificables | «Según [fuente específica], [dato]» | «Según el INE, el paro bajó un 2 %» |
Testimonios directos | «[Cargo/fuente] confirmó a este medio…» | «El ministro admitió en privado que…» |
Incertidumbre | «No hay consenso sobre… [explicar por qué]» | «Las versiones sobre el contrato son contradictorias: X afirma…, Y niega…» |
¿Por qué persiste esta fórmula?
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Presión editorial: Necesidad de generar titulares llamativos con información limitada.
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Miedo al vacío: Absurda y falsa sensación de que penaliza más el silencio (no tenemos datos) que la especulación.
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Algoritmos: Los artículos con frases concluyentes (todo apunta…) generan más clics que los matizados.
Corolario
El abuso de esta expresión debilita el periodismo, sobre todo porque incita al consumidor a desconfiar de las informaciones que así se presentan.
Obviamente, en el reinado del sentido común, la solución no sería prohibirla (aunque si al preboste de la ignominia le interesara, no tardaría en hacerlo, con legalidad o no), sino:
1. Exigir que cada todo sea desglosado (¿Qué elementos concretos apuntan?).
2. Priorizar verbos de certidumbre (confirmar, demostrar) sobre los de probabilidad cuando haya pruebas.
3. Rechazar el falso dilema entre velocidad y rigor: es posible informar con frases como hasta ahora sabemos… o las investigaciones preliminares sugieren…
¿Periodismo o adivinación? La diferencia está en hacer visible el proceso de verificación, no en la fórmula lingüística empleada.