Enrique Badosa
Poetisas, poetas, algo impúdicos, de Enrique Badosa
Poetisas, poetas, algo impúdicos,
casi exhibicionistas muchas veces,
por hacer estriptís que nadie pide
ni suele contemplar ni agradecernos.
¿Por qué tanto salir a un escenario
en el que recitamos nuestras vidas
mal envueltos en rimas licenciosas
o desnudos en verso libertino?
¿Para lucir el cuerpo sin el alma
o bien para que el alma luzca el cuerpo,
sin excepción de sexo ni de edad?
No siempre sienta bien tanto desnudo,
ni a los que se lo encuentran y prosiguen
ni a nosotros, actores sin contrato
y a quienes sólo el frío nos abriga
y un público sin manos nos aplaude.
Sobre Poetisas, poetas, algo impúdicos
Es una lúcida y autocrítica reflexión sobre la naturaleza del acto poético y la figura del poeta. El texto subraya el carácter universal de la inquietud que plantea. Badosa observa así, con ironía, cómo quienes se dedican a la poesía tienden a una suerte de impudicia emocional: una exposición desnuda de sentimientos, pensamientos y vivencias personales ante un público que, con frecuencia, ni lo ha solicitado ni lo valora en su justa medida.
El poema juega con la imagen del estriptis del alma, planteando que el poeta se exhibe, a veces de manera innecesaria o excesiva, en busca de una complicidad, comprensión o reconocimiento que rara vez llega. En ese sentido, la pieza se mueve entre la autocrítica y la defensa de la autenticidad, poniendo en cuestión la función social y, también, el destino de la poesía en una sociedad que puede mostrarse indiferente ante la confesión artística. El tono es irónico pero también resignado y deja entrever una conciencia del lugar marginal que ocupa la poesía y de la vulnerabilidad inherente a quien la cultiva.
El poema se publicó primero en Epigramas de la gaya ciencia (1975).
Sobre Enrique Badosa
Enrique Badosa (Barcelona, 1927–2021) fue uno de los poetas, traductores y ensayistas más destacados de la literatura española contemporánea. Licenciado en Filología Románica, desarrolló una extensa carrera como editor y crítico literario y fue director de varias colecciones en la editorial Plaza & Janés. Su obra poética, iniciada en los años cincuenta, se caracteriza por una voz reflexiva, irónica y humana, con un dominio técnico notable y una constante preocupación por la condición del hombre moderno.
Badosa fue también traductor, especialmente del francés y el catalán y un ensayista interesado por la historia intelectual y la ética del oficio literario. Su poesía, reconocida con premios como el Nacional de Traducción y el Boscán, abarca desde la meditación existencial y la crítica social hasta la celebración de la cultura clásica y la ironía sobre el propio quehacer poético. Hombre de una vasta cultura, Badosa supo conjugar la tradición y la modernidad.
Enrique Badosa falleció en Barcelona, el 31 de mayo de 1921, a los 94 años de edad.