Quizá ya lo sabía pero el nombre real de Gustavo Adolfo Bécquer no era ese.
El apellido Bécquer, que originalmente era Becker, provenía de sus antepasados, una familia de comerciantes flamencos que se establecieron en Sevilla en el siglo XVI. Su padre, el pintor José Domínguez Insausti, ya comenzó a utilizar este apellido con fines artísticos y para mejorar su estatus social.
El apellido Bécquer o Becker era, y es, bastante frecuente en Alemania y Flandes. Proviene del oficio de panadero (en neerlandés bakker y en alemán Bäcker).
El nombre completo del poeta, Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida era demasiado común para sobresalir en el panorama literario de su tiempo. Al adoptar el apellido Bécquer, que es menos común y muy exótico, pudo diferenciarse fácilmente de otros escritores. Tanto él como su hermano Valeriano decidieron usar este apellido, siguiendo el ejemplo paterno.
¿Fue acertada la decisión? Parece que sí, ya que Gustavo Adolfo Bécquer se convirtió en uno de los poetas más influyentes de la literatura española, siendo el segundo autor clásico español más leído después de Cervantes. ¿Qué hubiese sido de él firmando como Gustavo Adolfo Domínguez? A nuestro entender, lo mismo, pero no vivíamos en esa época…