Posverdad

junio 5, 2024

¿Qué es la posverdad? ¿Otro engaño?

Hablamos en su día sobre bulos y fango, palabra esta última que ya sabemos quien está poniendo de moda achacando a los demás lo que hace él. Y relacionado con ese artículo está este en el que vamos a tratar sobre una extraña palabreja, sin pasado y ojalá que sin futuro, la posverdad.

La palabra posverdad se ha vuelto prominente en el discurso contemporáneo, especialmente en el ámbito político y mediático. Este término, relativamente reciente, describe una situación en la que los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que las apelaciones a la emoción y a las creencias personales.

Orígenes y etimología

El término posverdad proviene del inglés post-truth, que empezó a ganar relevancia en el discurso público alrededor de la década de 1990. La primera vez que se utilizó en un contexto filosófico-político fue en un ensayo de 1992 de Steve Tesich en la revista The Nation, donde reflexionaba sobre el escándalo del Watergate y las revelaciones de la guerra de Vietnam. Tesich sugirió que, tras estos eventos, la sociedad había decidido vivir en un estado de posverdad, donde las mentiras convenientes y las manipulaciones eran aceptadas en lugar de la verdad incómoda.

Posverdad en la RAE

Poco nos aporta el diccionario oficial sobre esta palabra. Se limita a señalar que proviene de pos– y verdad, y que es la traducción del inglés post-truth. En cuanto al significado: distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

Evolución del uso

El término cobró mayor relevancia en la década de 2010, especialmente tras acontecimientos políticos como el referéndum del brexit en el Reino Unido y las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos. En 2016, el Oxford Dictionary la eligió como la palabra del año, definiéndola como: relativa a o denotando circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que las apelaciones a la emoción y las creencias personales.

¿Por qué se llama posverdad a las mentiras?

El prefijo pos– en posverdad sugiere que estamos en un estado que trasciende la verdad o que la sigue, implicando que la verdad ya no es el punto central en el debate público. En la era de la posverdad, las mentiras no son simplemente falsedades, sino que se convierten en herramientas de manipulación emocional. Estas mentiras son construidas para resonar con las emociones y las creencias preexistentes de las personas, creando una realidad subjetiva que se percibe como más válida que los hechos objetivos. En fin, se llama posverdad precisamente por el terror a la verdad.

Impacto y consecuencias

La era de la posverdad ha visto un incremento en la difusión de información falsa y engañosa, facilitada por las redes sociales y otras plataformas digitales. Este fenómeno socava la confianza en las instituciones y en la capacidad de los individuos para discernir la verdad. La posverdad no solo distorsiona la percepción de la realidad, sino que también polariza a la sociedad, haciendo que el consenso y el diálogo constructivo sean más difíciles de alcanzar.

En resumen, posverdad describe un entorno donde las emociones y las creencias personales tienen más peso que los hechos objetivos. Normalmente, la posverdad se fabrica en las altas esferas del poder. Su evolución refleja cambios profundos en cómo se consume y valora la información en la sociedad moderna.

Antecedentes

George Orwell y la verdad

George Orwell, en su obra 1984, exploró profundamente el tema de la manipulación de la verdad. En esta novela distópica, el Partido controla la realidad a través de la alteración de la historia y la propaganda, creando un mundo en el que la guerra es paz, la libertad es esclavitud y la ignorancia es fuerza. La figura del Gran Hermano representa la vigilancia omnipresente y la manipulación de la información para mantener el poder. Orwell destacó cómo el control del lenguaje y la información puede moldear la percepción de la realidad y suprimir la disidencia.

Hannah Arendt y la política de la verdad

Hannah Arendt, en su ensayo La verdad y la política, argumenta que la verdad fáctica y la verdad política a menudo entran en conflicto. Arendt subraya que las mentiras pueden ser más persuasivas que los hechos debido a su capacidad de ser diseñadas para satisfacer necesidades emocionales y narrativas políticas. En la era de la posverdad, esta capacidad de las mentiras para resonar emocionalmente se ha amplificado, socavando la base fáctica necesaria para un debate político saludable.

Neil Postman y la Era del entretenimiento

Neil Postman, en su libro Amusing Ourselves to Death (Divertirse hasta morir), advierte sobre el peligro de que la información se convierta en entretenimiento. Postman argumenta que en una cultura dominada por los medios de comunicación, el contenido informativo se distorsiona para ser más atractivo y entretenido, lo que puede llevar a una trivialización de asuntos serios. Este fenómeno se relaciona con la posverdad en la medida en que las noticias y la información se presentan de manera que priorizan la emoción sobre la precisión y la verdad.

Richard Hofstadter y el Antiintelectualismo

Richard Hofstadter, en Anti-Intellectualism in American Life (El antiintelectualismo en la vida americana), explora cómo el desprecio por la intelectualidad y el escepticismo hacia los expertos pueden contribuir a un ambiente en el que la posverdad prospera. Hofstadter destaca cómo la desconfianza en las élites y los expertos facilita la aceptación de narrativas simplificadas y emocionalmente cargadas, independientemente de su veracidad.

Jean Baudrillard y Simulacro y Simulación

Jean Baudrillard, en Simulacro y Simulaciones, introduce la idea de que en la era contemporánea, las copias y las representaciones (simulacros) se han vuelto más reales que la propia realidad. Baudrillard argumenta que vivimos en un mundo de hiperrealidad donde las representaciones mediáticas crean una realidad percibida que se puede manipular y distorsionar. Esto se refleja en la posverdad, donde las narrativas y las emociones generadas por los medios tienen más influencia que los hechos objetivos.

Impacto en la sociedad contemporánea

Las ideas de estos pensadores resaltan cómo la manipulación de la verdad no es un fenómeno nuevo, pero se ha exacerbado por la tecnología moderna y la proliferación de medios de comunicación. En la era de la posverdad, la facilidad con la que se puede difundir información falsa o engañosa y la disposición del público a aceptar tales narrativas, representan desafíos significativos para la democracia y el discurso racional.

En resumen, la posverdad se inscribe en una tradición de preocupación intelectual sobre verdad y manipulación, ilustrada por Orwell, Arendt, Postman, Hofstadter y Baudrillard. Estas perspectivas ayudan a contextualizar y entender mejor cómo hemos llegado a la situación actual y los riesgos que conlleva.

NOTA: Relacionado con este artículo, pueden leer, además: Cohonestar, Bulos y fangoSesgo.

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