Una palabra que vibra con historia, escándalo y cotidianeidad. En Argentina, su uso es tan frecuente como expresivo; en España, en cambio, su presencia es marginal y su sentido, a menudo malinterpretado.
Esta comparativa no solo aclara significados, sino que revela cómo una palabra puede condensar siglos de mestizaje, lunfardo y desorden simbólico.
Quilombo
Aspecto | Argentina | España |
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Significado literal | Prostíbulo (acepción histórica, aún presente en registros lunfardos y tangos) | Prácticamente inexistente; se percibe como arcaísmo o extranjerismo |
Significado figurado | Lío, caos, desorden, situación conflictiva o escandalosa | Follón, jaleo, lío; se usa como argentinismo pintoresco o coloquial |
Ejemplo | Se armó un quilombo bárbaro en la reunión | El fraudillo ya está metido en otro quilombo |
Etimología | Del kimbundu kilombo: asentamiento de esclavos cimarrones en Brasil; luego prostíbulo; finalmente caos | Misma raíz africana, pero sin evolución semántica local; llega como préstamo cultural |
Sinónimos | Bardo, lío | Follón, jaleo |
Curiosidad | En el tango y el lunfardo, conserva su acepción prostibular, lo que explica su carga escandalosa | En España, algunos lo confunden con quilombo como lugar, sin captar su carga caótica |
Quilombo es más que una palabra: es un eco de cimarronaje, un guiño lunfardo y una metáfora del desorden.
Su tránsito entre continentes revela cómo el español se fragmenta, se reinventa y se carga de historia. En Argentina, es cotidiano; en España, es casi literario. Y en ambos casos, es un testimonio de que el lenguaje nunca es neutro.