Hay palabras que parecen haber sido pronunciadas por primera vez en voz baja, como si no quisieran ser descubiertas. Tagarotear es así. Su sonoridad es tan peculiar como su rareza: no se encuentra en el habla común, ni en los textos contemporáneos, ni siquiera en la memoria de quienes creen conocer bien el idioma.
Es una palabra que se esconde, que se desliza entre los pliegues del castellano antiguo y que al ser pronunciada parece invocar una acción elegante, casi coreográfica. Lo extraño no es solo que exista, sino que haya sobrevivido en silencio.
Así llega tagarotear a nuestra colección de Extrañas palabras: como un eco elegante que se resiste al olvido.
Tagarotear. Etimología
El verbo tagarotear proviene del sustantivo tagarote, cuya genealogía es incierta pero sugerente.
En algunos registros antiguos, tagarote designa a un escribiente, aunque también aparece con significados menos refinados, como el de persona rústica o poco pulida. Esta dualidad semántica genera una paradoja: el verbo derivado, tagarotear, no alude a torpeza, sino a una forma de escribir con gracia, rapidez y donosura. El sufijo -ear, tan común en la formación de verbos en español, convierte al sustantivo en acción y esa acción es la de escribir con estilo.
Significado
No significa simplemente escribir. Implica hacerlo con soltura, con aire, con una especie de garbo caligráfico que transforma la escritura en gesto. Es un verbo que describe una manera de formar letras que no solo comunica, sino que seduce. La escritura, en este caso, no es solo funcional: es estética, casi escénica. El que tagarotea no redacta, sino que dibuja palabras con ritmo y elegancia.
No olvidemos que tagarote también está considerado como un insulto certero.
Usos
Aunque hoy es prácticamente inexistente en el habla, tagarotear tuvo su lugar en contextos donde la escritura era oficio y arte. El escribano que tagaroteaba lo hacía con tal destreza que su caligrafía parecía fluir como música sobre el papel. No era raro que se usara para elogiar la rapidez y belleza con que alguien escribía, especialmente en tiempos en que la letra manuscrita era carta de presentación.
En textos antiguos, el verbo aparece como testimonio de una época en que escribir bien era una virtud visible.
Tagarotear. Curiosidades
La palabra posee una estructura fonética singular: cinco sílabas que alternan vocales y consonantes con una cadencia casi poética. Su rareza no solo reside en su significado, sino en su forma.
Además, el contraste entre el verbo y su raíz —entre la elegancia de tagarotear y la rusticidad de tagarote— revela una evolución semántica que desafía la lógica. Es como si el idioma hubiera querido redimir al tagarote a través del acto de escribir con belleza.