NOTA: Para no hacer una relación demasiado prolija, solo figuran aquí las efemérides literarias de autores cuya herramienta sea, o haya sido, el idioma español. Excepcionalmente, se incluirán también algunos autores de reconocido prestigio en el ámbito internacional.
En 1726, el 30 de abril, la Real Academia Española presenta al rey Felipe V el primer tomo del Diccionario de autoridades.
Nacieron el poeta y versolari vasco Bilintx (1831); Gonzalo Fernández de la Mora, político, ensayista y escritor español (1924); el escritor uruguayo Ángel Rama (1926); el escritor colombiano Germán Espinosa (1938); el escritor español Félix de Azúa (1944); el escritor español Eduardo Haro Ibars (1948) y la filósofa y escritora española Alicia Miyares (1963).
Fallecieron el escritor latino Marco Anneo Lucano (65); el escritor costumbrista español Ramón de Mesonero Romanos (1882); el poeta, periodista y político puertorriqueño Luis Muñoz Marín (1980); el escritor argentino Ernesto Sábato (2011) y el escritor estadounidense Paul Auster (2024).
Ahora, en esta ocasión vamos a centrarnos en lo que significó el
Diccionario de Autoridades
El Diccionario de la lengua castellana, conocido como el Diccionario de Autoridades, fue el primer repertorio lexicográfico publicado por la Real Academia Española entre 1726 y 1739. Este diccionario se caracteriza por explicar el verdadero sentido de las palabras, su naturaleza y calidad, incluyendo además frases, modos de hablar, proverbios, refranes y otros elementos útiles para el uso del idioma.
En primer lugar, desde un punto de vista técnico, el Diccionario de Autoridades se construyó con base en el uso de los mejores escritores de la época, aquellos que la Academia consideraba que trataban la lengua española con mayor propiedad. Se seleccionaron y utilizaron ejemplos de obras literarias y no literarias del pasado para ilustrar el uso de las palabras y también para compilar el diccionario, ofreciendo así testimonios de diferentes etapas de la historia del español.
El Diccionario de Autoridades representa un esfuerzo monumental para estandarizar y preservar la riqueza del idioma español. Fue una obra pensada para reflejar la norma culta del idioma, sustentada en el uso de autores reconocidos y respetados. Aunque no era un diccionario histórico en el sentido moderno, proporcionó una visión amplia y detallada del español de su tiempo, convirtiéndose en la base para futuras ediciones del diccionario de la RAE.
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