Quizá ya lo sabía pero hasta el siglo XVI, fue tradición el ayuno y la abstinencia en la víspera de Navidad. Desde entonces, y progresivamente, empezó a relajarse, especialmente entre las familias nobles. La costumbre de una cena copiosa antes de la Misa del Gallo fue instaurándose poco a poco, aunque la transición completa llevó más tiempo.
La llegada de nuevos productos de América, como el pavo, enriqueció las mesas navideñas. Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XIX, muchas familias seguían manteniendo una cena relativamente frugal el 24 de diciembre, y no fue hasta el siglo XX cuando la opulencia en la cena de Nochebuena se generalizó y culminó, por tanto, la evolución en la Nochebuena.
Desde el punto de vista cristiano, quizá deberíamos reflexionar al respecto para que siga siendo Navidad y no las fiestas… ¿Es necesaria otra evolución en la Nochebuena?
NOTA 1: La imagen que acompaña a este texto procede de La Laguna Ahora.
NOTA 2: Recuerden que estamos a su disposición para cuanto deseen comentar, sugerir o criticar en hablar@hablarydecir.com y en hablarydecir@gmail.com