Quizá ya lo sabía, pero los caballeros veinticuatro, también conocidos simplemente como veinticuatros, fueron figuras prominentes en el gobierno municipal de varias ciudades españolas durante el Antiguo Régimen. Este cargo, equivalente al de concejal, estaba ligado a la nobleza y al estatus social de quien lo ostentaba.
Su origen se remonta a la Sevilla del siglo XIII, donde se establecieron 24 regidores, uno por cada parroquia de la ciudad. Con el tiempo, veinticuatro se convirtió en un símbolo de distinción y privilegio, extendiéndose a Granada, Córdoba, Jaén, Úbeda, Baeza y Jerez de la Frontera.
Eran responsabilidades de los veinticuatros la fiscalización de tributos, la inspección de mercados y la visita a las cárceles. Su participación en el cabildo era obligatoria.
Con el paso de los siglos, el número de veinticuatros fluctuó debido a acrecentamientos y consumos de estos oficios. Así, en Jaén, el número de regidores aumentó de 24 a más de 40 en 1560, llegando a 53 en 1657. Este incremento se debió a la venta de cargos por la Corona, que buscaba obtener ingresos adicionales.
Pese a su prestigio inicial, el cargo experimentó una devaluación gradual. A finales del siglo XVII, era posible comprar el título por 8.000 ducados. Esta comercialización del cargo, junto con la reducción de beneficios asociados, llevó a una pérdida de valor del oficio y a una disminución progresiva de su número.
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