Quizá ya lo sabía, pero el Campo de Piedra Pómez, situado en el departamento de Antofagasta de la Sierra, en la provincia argentina de Catamarca, es una de las formaciones geológicas más singulares del continente. Se trata de un paisaje esculpido por la violencia volcánica y la persistencia del viento, en un entorno de altitud extrema, aridez radical y silencio mineral. Las rocas, de tonos blancos, grises y rosados, se extienden como un mar petrificado sobre más de 75.000 hectáreas, formando bloques, crestas y corredores que recuerdan la superficie de la Luna.
El terreno, modelado por erupciones ocurridas hace más de cien mil años —probablemente del volcán Blanco o Robledo—, presenta una morfología abarrancada, con estructuras porosas, fracturas caprichosas y formas que parecen talladas por una mano escultora invisible. La piedra pómez, ligera y llena de cavidades, se formó al enfriarse rápidamente la lava, atrapando burbujas de gas. Luego, el viento y la sequedad hicieron lo suyo: pulieron, desgastaron, abrieron caminos.
Campo de Piedra Pómez. Singularidades
- Origen volcánico explosivo. Las rocas se formaron por erupciones de alta energía que proyectaron lava con alto contenido gaseoso, generando piedra pómez de textura porosa y estructura frágil.
- Erosión eólica extrema. En un entorno sin vegetación ni humedad, el viento ha esculpido durante milenios formas inverosímiles, con filos, túneles y crestas que parecen obra de un grabador abstracto.
- Altitud y clima puneño. Entre los 3.000 y 4.800 metros sobre el nivel del mar, el Campo está en la Puna de Atacama, con amplitudes térmicas extremas, baja presión atmosférica y precipitaciones casi inexistentes.
- Textura y color. Las rocas presentan tonos blancos, beis y rosados, con superficies rugosas, cavidades y bordes afilados. El contraste con el cielo limpio y la luz rasante crea raros efectos fotográficos.
- Ausencia de infraestructuras invasivas. No hay señalética, iluminación ni caminos asfaltados. El acceso exige respeto, preparación y contemplación. El paisaje se impone sin mediaciones.
- Potencial narrativo y visual. Ideal para fotografía, cine o literatura de paisaje. Las formas evocan ruinas, esculturas, criaturas dormidas. Cada ángulo sugiere una historia.
- Valor geológico y pedagógico. El Campo permite explicar procesos de vulcanismo explosivo, erosión eólica, dinámica de materiales porosos y evolución de paisajes en ambientes extremos.
- Inserción en un contexto cultural andino. Aunque poco explotado turísticamente, el Campo de Piedra Pómez forma parte de la memoria geológica y simbólica del noroeste argentino, con vínculos a la cosmovisión indígena y a la ciencia del paisaje