Francisco Antonio González Oña. Académico honorario desde 1803 y supernumerario desde 1804, ingresó como académico de número en la RAE el 8 noviembre de 1808, tras la muerte de Pedro de Silva, su predecesor en el sillón Z.
Nació en Casar de Talamanca (Guadalajara, España), el 5 de febrero de 1773.
Estudió en los Reales Estudios de San Isidro, donde cursó Retórica, Poesía y Lengua Griega, y continuó sus estudios en Filosofía y Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, donde obtuvo los títulos de bachiller, licenciado y doctor en Teología. Como sacerdote, fue reconocido también por su labor como predicador y confesor, llegando a ser capellán del Real Cuerpo de Guardias de Corps y confesor de la reina consorte María Cristina de Borbón Dos Sicilias. Murió en Madrid el 23 de octubre de 1833.
González Oña. Su trayectoria
Fue catedrático de árabe y hebreo en la Universidad de Alcalá y trabajó en la Biblioteca Real, donde inició como oficial supernumerario especialista en hebreo y ascendió hasta bibliotecario mayor, cargo que ocupó de 1829 hasta su fallecimiento. En esta institución participó en la elaboración de catálogos de impresos y manuscritos y supervisó dos importantes traslados de la sede de la biblioteca. Además, fue rector y administrador del Hospital de la Latina en Madrid.
Su producción escrita incluye textos religiosos, oraciones fúnebres para las autoridades de la época y una edición fundamental de la Collectio canonum ecclesiae Hispanae, cuya importancia en el ámbito canónico sigue reconociéndose hoy.
González Oña fue distinguido con diversas condecoraciones, entre ellas la orden de Carlos III, la Legión de Honor francesa y la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge del Reino de las Dos Sicilias, reflejo de su prestigio personal y profesional.
Entrada y estancia en la Real Academia Española (RAE)
Ingresó en la Real Academia Española en 1803 como académico honorario, fue supernumerario en 1804 y académico de número a partir del 8 de noviembre de 1808, ocupando la silla Z.
En la RAE alcanzó un papel destacado como secretario perpetuo desde 1814, cargo en el que fue responsable de la organización interna y la supervisión editorial. Su gestión abarcó años convulsos de la historia española, en los que al mismo tiempo que creaba y ordenaba conocimientos, desempeñaba funciones públicas y religiosas de alto rango.
Su influencia en la RAE fue clave para la modernización y sistematización de la institución a comienzos del siglo XIX, combinando su erudición hebraica y su formación teológica con las tareas del corpus lingüístico y cultural de la España de la época. Murió en pleno ejercicio de sus funciones académicas en 1833, dejando un legado de rigurosidad y dedicación en el ámbito académico y cultural.
Francisco Antonio González Oña representa la figura del erudito ilustrado y religioso que a la vez supo desempeñar roles administrativos, políticos y académicos con un enfoque sistemático y un compromiso con la cultura española, especialmente en la producción literaria y mística y en la consolidación de instituciones tan relevantes como la Biblioteca Real y la Real Academia Española.
NOTA. La imagen que nos acompañan procede del Museo del Prado.




