Perder el oremus

julio 23, 2024

Exordio

Reconozco que yo suelo perder el oremus y, además, de un modo muy sencillo: solo tengo que poner un telediario y, por una razón o por otra, lo pierdo, sí. El oremus y, si me apuran, los estribos también. Es un tiempo muy apropiado para desbarrar, por lo que desbarran los que hablan al otro lado de la pantalla, no por distinta razón. Afortunadamente, dura poco y nunca tiene consecuencias ni daños colaterales. Lo que sí las tiene es lo que nos cuentan en esos telediarios.

Perder el oremus. Etimología

Es una locución verbal coloquial que proviene del latín orēmus y que significa oremos, la palabra con la que el sacerdote invita a rezar a los fieles en la misa. La expresión perder el oremus se cree que proviene de perder el hilo de lo que se estaba haciendo o celebrando porque a uno se le había ido el santo al cielo, lo que trastornaba el normal desenvolvimiento de la liturgia o de sus actos.

Parece claro que esta locución tiene su origen en la misa en latín anterior al Concilio Vaticano II, aunque no es, precisamente, la RAE quien más información nos brinda al respecto, como leerán en el siguiente epígrafe.

Significado

Yendo, como siempre, a nuestra fuente principal, el diccionario de la RAE vemos que es, simple y lacónicamente, cuando una persona pierde el juicio o la cordura, con causa (ver un telediario) o sin ella.

Así, nada sorprendente hasta que nos percatamos de que esta expresión se usa solo en España, no en el resto de los países de nuestra lengua. ¿A qué se debe? Tras ímprobos esfuerzos, ni rastro de la causa hemos encontrado.

Por consiguiente, perder el oremus es una expresión popular en español que se utiliza para describir a alguien que ha perdido la compostura, el autocontrol o la sobriedad. Es una forma coloquial de decir que una persona ha perdido el juicio o la cordura. Esta frase se usa cuando alguien se comporta de manera inapropiada o fuera de lo común.

Perder el oremus. Usos

Se utiliza en situaciones en las que una persona pierde el control de sí misma y se comporta de manera inapropiada. Por ejemplo, si alguien se embriaga en una fiesta y comienza a decir cosas incoherentes o a comportarse de manera irresponsable, se puede decir que ha perdido el oremus.

La expresión también se suele emplear en el sentido de discutir sin argumentar razonablemente, decir algo o actuar de una manera no razonable o rozando lo extravagante en una situación en que eso no se esperaría.

Un ejemplo de uso de esta expresión podría ser: Tras beber tanto en la fiesta, Juan perdió el oremus y comenzó a decir cosas sin sentido. Y es que quienes se dejan llevar por la pasión, la locura o el desenfreno suelen perder el oremus.

Corolario

Aunque su origen sea religioso, su uso en la actualidad se aleja completamente de ese contexto y adquiere un significado completamente diferente, de uso común.

Y, por favor, rogamos al señor Sánchez y a toda su extensa camarilla económicamente interesada en alejarse del sentido común, que no provoque más que su querida ciudadanía acabe perdiendo el oremus, que es lo que a mí me ocurre viendo telediarios.


Perder el oremus

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