Exordio
Vaya por delante que hasta hace solo unos días, cuando nos documentábamos para escribir los artículos El moro Muza y De moros y morerías, desconocíamos la existencia de esta leyenda protagonizada por el moro Muza, por Musa ibn Nusair.
¿Qué es una leyenda?
Comencemos por el principio. ¿Qué significa leyenda? ¿Puede ser real una leyenda? Las dos primeras acepciones que señala el diccionario de la RAE nos dan la clave. Son:
- Narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición. Sinónimos: historia, fábula, cuento, apólogo, tradición, mito.
- Relato basado en un hecho o un personaje reales, deformado o magnificado por la fantasía o la admiración.
La respuesta, por tanto, es negativa: no hay leyendas ciertas, verdaderas, demostradas. Esta tampoco lo es. Como no lo es la mayor de las leyendas con la que nos intentan perturbar: la que contempla la tiránica ley de memoria democrática, que solo analizando el nombre ya suena a dictadura… ¿Recuerdan que todos los países comunistas se pusieron históricamente la coletilla de democrática (Alemania Oriental, Corea del Norte, Congo,…)? Pues eso.
La leyenda de los tesoros enterrados
Surgió a raíz del repentino regreso a Damasco del moro Muza, relatado en el Ajbar machmúa y a la imposibilidad de transportar todas las riquezas acumuladas durante la conquista de la Península Ibérica. Según la tradición oral, Muza escondió grandes tesoros en diversos lugares de España, especialmente en una cueva de Montserrat, incluyendo objetos valiosos provenientes de templos cristianos y de la corte visigoda de Toledo.
Se decía que estos tesoros estaban compuestos por oro, plata, piedras preciosas y bienes de incalculable valor, entre los que destacaba la famosa mesa de Salomón, supuestamente cubierta de oro con incrustaciones de piedras preciosas, valorada en 200,000 dinares. La leyenda se extendió por toda España, dando lugar a numerosas historias locales sobre tesoros ocultos.
En lugares como Bienservida (Albacete) circulaban historias de moros que regresaban en busca de sus tesoros escondidos. En Jaén, persistía la creencia de fabulosas riquezas enterradas por los moros antes de su partida. Estas narraciones se convirtieron en parte del folclore español, utilizándose incluso para asustar a los niños en algunas regiones.
Con el tiempo, la figura de Muza y sus supuestos tesoros pasaron a formar parte de expresiones populares en el idioma español, reflejando la profunda huella que dejó en la cultura e imaginación popular, trascendiendo su condición de personaje histórico para convertirse en un mito legendario.