Sí, se llama Mónica García Gómez y es la ministra Mema que anda entre la anestesia y el revólver. Es comunista de la sección ricos de casa y, por supuesto, oclócrata, mendaz, cenutria y muy ceporra.
Mema, anestesista comunista
Si la política sanitaria española fuese una novela, Mónica García sería ese personaje que combina drama médico, thriller político, estolidez manifiesta y comedia involuntaria. Autoproclamada médico y madre (sin caer en lo que quedaría con el acrónimo silábico) para hacer ver su presunta capacidad de sufrimiento, su trayectoria es un catálogo de gestos grandilocuentes, contradicciones épicas y momentos que hacen dudar si está en el Ministerio de Sanidad o en el escenario de un teatro.
García saltó a la fama como edil en Madrid y portavoz sanitaria de Más Madrid, donde su estilo combativo y mediático la hizo destacar… aunque no siempre por los motivos correctos.
¿Sus credenciales médicas? Ejerció como anestesista, pero su paso por la sanidad pública fue breve antes de lanzarse a la política. Desde entonces, su relación con la bata blanca ha sido más simbólica que práctica (como esos famosos que dicen no he dejado de ser normal mientras viajan en jet privado).
El eslogan Mema (médico y madre). Lo repite como si fuese un argumento incontestable: ¿Que por qué suben las listas de espera? Pues verás, soy médico y madre, así que…. También es memi (mema y ministra), pero en eso no es la única, por desgracia, cosas del jefe del albañal…
Algunas perlas de la Mema
- No hace falta ser economista para gestionar Sanidad (dicho mientras el gasto sanitario se disparaba sin mejorar resultados).
- Soy médico y madre, así que sé lo que es sufrir (y, al parecer, también lo que es disparar a discreción).
- La sanidad es un derecho, no un negocio (dicho mientras su partido recortaba fondos en Madrid y externalizaba servicios).
- Hay que escuchar a la ciencia (aunque solo es ciencia si coincide con el relato de Moncloa).
El incidente de la pistola. El 18 de noviembre de 2021, durante un debate en la Asamblea de Madrid, García hizo un gesto que pasará a los anales del esperpento político: disparó con los dedos a otro diputado. ¿La justificación cuando la pillaron? Era un gesto metafórico. ¿Consecuencias? Ninguna. Si esto lo hace Vox, hay portadas durante semanas. Frase célebre de sus compañeros: Es que el PP no entiende el humor.
De médica a ministra: ¿mérito o marketing?
Desde que llegó al ministerio, ha vendido una épica transformación de la sanidad pública, pero la realidad es más bien una falacia continuada:
A. La gran promesa: Fin de la privatización
- Mientras criticaba a Ayuso por externalizar servicios, su ministerio seguía contratando a privados para reducir listas de espera.
- Dato curioso: En 2023, Madrid tuvo menos espera quirúrgica que Cataluña (gobernada por el PSC).
B. El diálogo con los profesionales
- Médicos y enfermeras siguen protestando por falta de recursos. Pero ella es médico y madre, así que debe de entenderlos mejor que nadie.
- Su solución estrella. Más mesas de negociación (que, por algún misterio, nunca llevan a acuerdos).
Las muestras de la mema-memi
- Votó en contra de su propio grupo en la Asamblea de Madrid. ¿Error o estrategia? Nunca lo sabremos.
- Se negó a debatir con Ayuso por dignidad, pero no tuvo problema en imitar un asesinato en directo.
- Defendió el confinamiento duro en 2020, pero guardó silencio cuando sus socios de gobierno organizaron macrofiestas en plena pandemia. ¿Habría alguna memi en el Parador de Teruel? ¿Y en las fiestas mallorquinas con la ministra del Congreso?
- Su doble rasero: criticar la privatización mientras la usa.
- Su extraversión es propia de personajes que carecen de vergüenza (turbación del ánimo por una acción deshonrosa), o sea, que son sinvergüenzas (que cometen actos ilegales en provecho propio, o que incurren en inmoralidades). Alipori, ministra, alipori.
NOTA. Como puede observarse, la imagen que ilustra este texto es propiedad de esRadio