Responsabilidad y (des)gobierno

abril 30, 2025

Como ya comentamos en día, Solo hay un derecho humano básico: el derecho a hacer lo que a uno le plazca. Y con él viene el único deber humano: cargar con las consecuencias. Y eso, claro, significa responsabilidad.

Responsabilidad y (des)gobierno

Como muestra de lo contrario, de irresponsabilidad, exponemos la actitud del maléfico y soez presidente del Gobierno español durante y después del apagón (recuerden que antes de producirse solo era un bulo de la ultraderecha) del pasado 28 de abril. ¿Respondió? No. ¿Reconoció? No. ¿Mintió? Por supuesto, como siempre. Y es que Redexia no es un operador privado, dado que el 20 % de su capital es público y es el mayor accionista con mucha diferencia. Además, su presidenta (exministra socialista sin conocimientos del sector energético) fue designada directamente por el propio Sánchez. Estamos, por supuesto, ante un (des)gobierno irresponsable que no respeta nada a los ciudadanos. ¿De quiénes fue la culpa? Siempre del otro. ¿Asumió algún error? ¿Hizo alguna autocrítica? Por favor, este gobierno todo lo hace bien, lo que pasa es que tiene que enfrentarse a factores exógenos que le dificultan la gestión. Nótese el sarcasmo, claro.

¿Y los medios de comunicación? Igualmente, tan irresponsables o más, pero estos a cambio de dinerito fresco esquilmado a todos los españoles para usos progresistas (léase delictivos). Sin pizca de honor ni de dignidad.

Responsabilidad. Etimología

La palabra responsabilidad tiene sus raíces en el latín respondere, que significa responder o dar una respuesta. Este origen etimológico ya revela su esencia: la capacidad de asumir las consecuencias de los actos propios y, al mismo tiempo, ofrecer soluciones o reparaciones cuando sea necesario. Quien no responde, quien elude contestar o actuar ante lo que le corresponde, se aleja de este principio y se convierte en alguien irresponsable.

Significado y usos

Cuatro acepciones aporta el diccionario oficial:

  • Cualidad de responsable.
  • Deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal.
  • Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado.
  • Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.

En su significado más amplio, la responsabilidad implica un compromiso ético y práctico. No se trata solo de cumplir obligaciones, sino de hacerlo con conciencia de cómo nuestras acciones afectan a otros. Por ejemplo, en el ámbito laboral, un profesional responsable no solo completa sus tareas, sino que anticipa riesgos y corrige errores. En lo personal, implica cuidar de quienes dependen de nosotros, desde familiares hasta el entorno natural.

Los usos del término varían según el contexto. En derecho, la responsabilidad legal exige reparar daños causados por incumplimientos. En filosofía, pensadores como Jean-Paul Sartre la vincularon a la libertad humana: al elegir, nos hacemos responsables de nuestro destino. Incluso en ecología, hablamos de responsabilidad ambiental para referirnos al deber de preservar los recursos naturales.

Responsabilidad. Curiosidades

Una curiosidad es que, aunque el concepto existe en casi todas las culturas, su interpretación puede diferir. En algunas sociedades orientales, la responsabilidad colectiva prima sobre la individual, mientras que en Occidente suele enfatizarse el deber personal. Además, el término ha evolucionado para incluir dimensiones emocionales, como la responsabilidad afectiva, que alude a cómo gestionamos el impacto de nuestras palabras o actitudes en los demás.

Es revelador que, al descomponer la palabra, encontremos responder como núcleo. Quien no responde a sus compromisos, ya sea por negligencia o indiferencia, rompe el vínculo de confianza que sostiene las relaciones humanas. Por tanto, la irresponsabilidad no es solo una falta práctica, sino un quiebro moral que erosiona la cohesión social. En un mundo interconectado, donde cada acción tiene repercusiones globales, ejercer la responsabilidad se convierte en un acto de respeto hacia la vida en todas sus formas.

En definitiva, ser responsable es más que un deber: es un ejercicio de empatía y coraje. Exige mirar más allá de uno mismo y actuar con la certeza de que, al responder, estamos construyendo un futuro compartido.

 

NOTA. La imagen que ilustra esta página está extraída del Diario del Norte.

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