Comerse el marrón

junio 20, 2025

La expresión comerse el  marrón es coloquial y muy utilizada en España para referirse a la acción de cargar con un problema, una responsabilidad desagradable o una culpa, ya sea propia o ajena.

Comerse el marrón. Origen

No es único ni está completamente documentado, pero hay varias teorías sólidas. Una de las más aceptadas apunta a que, en el ámbito judicial y penitenciario, el marrón era la sentencia que recibía un preso en un sobre de ese color, de modo que comerse el marrón equivalía a asumir la condena o el castigo.

Otra teoría relaciona la expresión con el verbo marrar y con el antiguo juego del marro, donde quien perdía se comía el marrón, es decir, cargaba con la consecuencia negativa.

También se ha especulado con la asociación al color marrón de algo desagradable, aunque esto parece más una interpretación popular que su verdadero origen.

Significados y usos

En el habla cotidiana significa:

  • Asumir una tarea desagradable, difícil o embarazosa, generalmente impuesta o inesperada.
  • Cargar con la culpa o las consecuencias de un error, muchas veces ajeno.

La expresión se usa tanto en contextos personales (me tuve que comer el marrón de decírselo a mi jefe) como laborales (finalmente me comí yo el marrón del informe atrasado) e incluso en política o medios de comunicación para señalar a quien asume públicamente una responsabilidad impopular.

El que nunca se come ningún marrón es el sátrapa jefe del albañal, de momento…

Curiosidades

Aunque algunos asocian la expresión a comer algo desagradable (por el color marrón, similar a excremento), la etimología más aceptada la desvincula de este significado escatológico. En el habla popular, sin embargo, la relación con la más zafia expresión comerse una mierda ha reforzado el carácter negativo de la frase.

Hay variantes como menudo marrón, comerse el marrón solo o echarle el marrón a alguien, todas con el mismo trasfondo de cargar con algo indeseado.

Comerse el marrón. Reflexión final

Es una expresión viva, flexible y muy representativa del humor y la resignación ante la adversidad en la cultura española. Aunque su origen es discutido, su significado está claro para cualquier hablante: nadie quiere comerse un (o el) marrón, pero a todos nos ha tocado alguna vez.

Comerse un marrón

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