En el uso cotidiano, pocas palabras parecen tan transparentes como conversación. La empleamos sin pensar, como si su sentido fuera único y evidente. Sin embargo, bajo esa aparente claridad se ocultan capas semánticas que han sido desplazadas por los hábitos modernos del lenguaje.
Este artículo no busca rescatar una palabra olvidada, ni siquiera unas acepciones en desuso, sino reconocer las formas en que conversación ha sido cuerpo, espacio y vínculo, antes de volverse solo voz.
Conversación. Más allá del diálogo
Aunque hoy se asocia al intercambio verbal, el Diccionario de la lengua española conserva otras tres acepciones menos conocidas:
- Concurrencia o compañía.
- Comunicación y trato carnal, amancebamiento.
- Habitación o morada.
Estas acepciones revelan que no siempre fue hablar: también fue estar, compartir cuerpo, habitar espacio.
Etimología y evolución
Del latín conversari, vivir con, designaba originalmente la convivencia. En el Siglo de Oro, podía significar trato social, vínculo amoroso o modo de vida. La reducción semántica al diálogo verbal es moderna, fruto de la racionalización burguesa del lenguaje.
Vínculo carnal: conversación como cuerpo compartido
En textos clásicos, tener conversación con alguien implicaba relación íntima. El lenguaje no era solo palabra: era gesto, cercanía, deseo. Esta acepción desusada revela una dimensión erótica del verbo conversar, donde el cuerpo también habla.
Habitar la palabra: conversación como morada
Conversar era también habitar con el otro. La acepción de morada sugiere que el lenguaje puede ser casa, refugio, espacio compartido. En poesía y filosofía, esta idea permite imaginar el diálogo como arquitectura simbólica.
La compañía silenciosa: conversación sin palabras
La acepción de concurrencia o compañía nos recuerda que conversar no exige hablar. Estar con alguien, compartir presencia, también es conversación. En contextos afectivos, espirituales o artísticos, el silencio puede ser el lenguaje más profundo.
Recuperar sin rescatar
Estas acepciones no necesitan ser rescatadas como reliquias, sino reconocidas como capas vivas del lenguaje. Conversación es una palabra habitada, con cuerpo, historia y sombra. Recordarlo es ampliar el campo simbólico de lo que decimos cuando decimos conversar.