Una de las obsesiones que tuvimos en los comienzos de hablarydecir.com, allá por marzo de 2024, y que, por supuesto, mantenemos, es ayudar a enriquecer y matizar el vocabulario español de uso habitual. Sabemos que es un objetivo tremendamente ambicioso, pero nos conformamos con convencer a un puñado de lectores. Y es que, por ejemplo, desde que Sánchez o alguno de su banda sátrapa y traidora sacó el término bulo, ahora solo se habla de bulos, sin saber, por ejemplo que también hay dicterios. Y contra esa simplificación del lenguaje también nos plantamos, cómitre. Por esa razón tenemos una sección llamada Rescatando palabras olvidadas.
¿Qué es el dicterio?
Partimos de que, pese a su semejanza sonora, no tiene ninguna relación con la enfermedad de la difteria.
El origen se remonta al latín dīctērium, lo que sugiere una conexión intrínseca con el acto de hablar o decir. Tal como expone el diccionario oficial de la RAE, un dicterio es una expresión denigrativa que insulta y provoca, utilizada con la intención de herir o menospreciar a alguien.
Usos
Se emplea principalmente en contextos formales o literarios, siendo más común encontrarlo en su forma plural. Por ejemplo, podríamos decir que su éxito como periodista se basa en los dicterios y los rumores sin confirmar.
Como ya hemos mencionado, a pesar de su significado potente, dicterio es un término poco frecuente en el habla cotidiana. Esto se debe a varios factores, como su supuesta complejidad fonética, el desconocimiento general de la palabra y la preferencia por sinónimos más comunes como insulto, vituperio o improperio. Sin embargo, hay argumentos sólidos para fomentar su uso y, por eso metemos a dicterio en el saco del rescate: ofrece una extraordinaria precisión lingüística, combinando los conceptos de insulto y provocación en una sola palabra. Además, su empleo contribuye notablemente al enriquecimiento del vocabulario y a aportar un tono más elevado o erudito en textos literarios o formales.
No, no creemos que el uso de dicterio sea un ejercicio de pedantería lingüística. En un mundo donde la comunicación se ve reducida a expresiones simples y directas, recuperar palabras como esta nos ayudaría a matizar nuestro lenguaje y expresar ideas con mayor exactitud. Además, su uso puede despertar la curiosidad de los interlocutores, fomentando así el interés por la riqueza del idioma español.
En el ámbito de la literatura y el periodismo, el uso de dicterio sería una herramienta para describir con precisión ciertas formas de comunicación agresiva o denigrante. Su empleo ayudaría a los escritores a evitar repeticiones en textos que tratan temas relacionados con insultos o agravios, aportando variedad y elegancia al discurso.