La venalidad

Una nueva palabra que nos proponemos rescatar del olvido. Y, como en muchos casos anteriores, el término no se utiliza apenas, pero lo que significa, el concepto, lo vemos diariamente en cualquier rincón. Hablamos de venalidad.

Venalidad. Significado

Queda definido por el diccionario oficial de la RAE como cualidad de venal, sin más, por lo que acudimos a esta otra entrada y encontramos dos acepciones:

  • Vendible o expuesto a la venta. Sinónimos: venable, vendible, negociable, traspasable.
  • Que se deja sobornar con dádivas. Actuando como sinónimos: sobornable, corruptible, inmoral, deshonesto, infiel y como anónimos: insobornable e incorruptible.

Claro, una vez leído lo anterior, lo que nos viene a la mente nos produce angustia, pavor e indignación. Odio, no, precisamente, odio, no, oclócratas.

Etimología

El término venalidad proviene del latín venalis, relacionado con venum (venta) y la raíz indoeuropea wes- (comerciar). Originalmente designaba la cualidad de lo que es vendible, pero hoy se asocia principalmente a la corrupción por dinero, especialmente en cargos públicos. No debe confundirse con venal (relativo a venas), del latín vena (conducto sanguíneo).

Breve historia de la venalidad

En la Antigua Roma ya se denunciaba la venta de cargos políticos, como refleja Lucano en De bello civili. En la Francia de los siglos XV al XVIII, los reyes vendían puestos judiciales y fiscales para financiar el Estado, creando una burocracia hereditaria. España replicó parcialmente este sistema en sus colonias americanas con las provisiones venales. Los cargos se heredaban, lo que perpetuaba una aristocracia burocrática.

La Ilustración criticó duramente esta práctica por fomentar la incompetencia, aunque su prohibición no eliminó el soborno, solo lo volvió clandestino. Hoy, la venalidad es sinónimo de corrupción, como muestran encuestas donde el 68 % de los españoles la vinculan a la política. En la modernidad, reemplazada por concursos públicos, aunque persiste en formas ilegales como los sobornos.

Usos

¿Por qué ha disminuido el uso del término venalidad?:

  • Los cargos ya no se adquieren mediante pago directo, como ocurría en el pasado.
  • La corrupción moderna adopta formas más complejas (financiación ilegal, puertas giratorias, etc.).

Hoy se prefieren palabras como: cohecho (soborno a un funcionario), tráfico de influencias (favores políticos a cambio de beneficios), clientelismo (intercambio de votos por prebendas). y malversación (eso que se modificó para beneficiar a los autores del golpe de estado de 2017 en Cataluña y que gracias a ellos el sátrapa cómitre continúa con sus desvaríos en el poder).

Tanto el clientelismo como el cohecho, el tráfico de influencias y la malversación (esta de soslayo) encajan perfectamente en el tipo superior que es la venalidad, porque esta agrupa a las anteriores. Y solo por esa razón, ya debería rescatarse del olvido

Según el Google Ngram Viewer, el uso de venalidad en libros en español alcanzó su pico en el siglo XIX y decayó en el XX. Hoy aparece principalmente en estudios históricos o en contextos literarios o irónicos.

Ahora solo nos queda esperar a que algún corrupto devuelva lo robado. Sánchez, por ejemplo, sería una buena opción para mostrar el camino a sus discípulos en la corrupatía y la aniquilación de España y sus valores. Dejemos de soñar…

 

 

La venalidad

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