Mefistofélico, preciosa palabra
Efectivamente, tan preciosa como intimidante e inquietante.
Significado
La RAE indica las tres acepciones de este adjetivo:
1. Perteneciente o relativo a Mefistófeles, personaje de la leyenda de Fausto.
2. Propio de Mefistófeles.
3. Diabólico, perverso.
En definitiva, a Mefistófeles se le considera como un demonio subordinado de Satanás, encargado de capturar almas. En ocasiones también se le considera como sinónimo del mismo Diablo.
Etimología
En cuanto a su etimología, existen varias teorías.
Una de ellas sugiere que el nombre procede de la combinación de la partícula negativa griega μὴ (no), φῶς (luz), φιλής (el que ama), o lo que es lo mismo: el que no ama la luz. Otras conjeturas sugieren que el nombre puede derivar del hebreo מֵפִיץ (mêp̄îṣ) que significa dispersor, disperso, y tophel, abreviatura de ט֫פֶל שֶׁ֫קֶר (tōp̄el šeqer) que significa enlucido de mentiras, ni más ni menos.
Origen de mefistofélico
Es este un personaje clave en todas las versiones de Fausto y, sobre todo en la más conocida, la de Goethe. En este ámbito literario, Mefistófeles simboliza el proceso de pérdida de la fe y concreción a lo práctico, según un sistema moral propio de las sociedades avanzadas como consecuencia de la Revolución Científica e Industrial.
Mefistófeles, como representación refinada del mal, se muestra con ropas fastuosas y con una mente fría, racional y alto nivel de lógica.
Como muy bien nos dice el diccionario oficial de la RAE, son sinónimos de mefistofélico: diabólico, infernal, satánico, demoníaco, maligno y perverso.
¡Que Dios nos libre de Mefistófeles! Y, sobre todo, de mefistofélicos, que los hay a patadas.
Véase también fáustico.