Exordio
Excepto los que llevan pocos días leyendo de forma habitual estas páginas de hablarydecir, todos los demás saben que tenemos una pésima costumbre: ver algún telediario al mediodía. ¡En fin, alguna vez romperemos con esos hábitos!
Al menos todos los españoles se han enterado de que hoy hemos asistido a algo bochornoso, vergonzoso, ridículo, humillante, abyecto, vil, inicuo y pérfido: la entrada -y posterior huida- a España de un delincuente perseguido por la justicia con el beneplácito de las fuerzas de seguridad y del gobierno, claro. Además todo el mundo sabía a donde iba a ir, por lo visto.
Pues bien, como no queremos hablar de traiciones, de felonías, de falsías ni de conjuras, vamos a analizar la ignorancia de los que, presuntamente, nos informan (de lo que quieren).
Olor de multitudes. Origen
No crean que nos hemos perdido la chaveta en los párrafos anteriores. Sigan leyendo y verán la conexión.
La lengua española está llena de expresiones y locuciones que, a lo largo del tiempo, han adquirido significados concretos y usos particulares. Una de estas expresiones es en olor de multitudes, una frase que puede resultar curiosa y, en ocasiones, confusa para quienes no están familiarizados con su origen y significado.
La locución en olor de multitudes tiene sus raíces en el ámbito religioso. Originalmente, la palabra olor en esta expresión se refiere al incienso utilizado en ceremonias religiosas, que simboliza la devoción y el respeto hacia lo sagrado. El incienso, al quemarse, produce un aroma que se eleva hacia el cielo, representando las oraciones y alabanzas de los fieles. Con el tiempo, esta imagen se trasladó al ámbito laico y la expresión comenzó a utilizarse para describir a alguien que es recibido con gran admiración y aclamación por parte de un grupo numeroso de personas.
Olor de multitudes. Usos
Hoy se emplea para indicar que a una persona se la recibe con entusiasmo y aprobación por una gran cantidad de gente. Es común escuchar esta expresión cuando una figura pública, como un político, un artista o un deportista, es aclamada por sus seguidores. Por ejemplo, se podría decir: El Real Zaragoza ganó la liga en olor de multitudes, para describir la cálida recepción que le brindaron sus aficionados.
Confusión de olor con loor
Es aquí donde enlazamos con el exordio. En dos televisiones (una pública que la pagamos todos y otra privada pero que también la pagamos todos) han dicho sin estupor ni espanto que el indigno traidor que también vive del dinero de los españoles, ha sido recibido en loor de multitudes en el Arco del Triunfo de Barcelona. Todo con la aquiescencia del gran corrupto dictador, por supuesto.
Es alarmante la frecuencia con la que se comete el error de utilizar en loor de multitudes en lugar de la expresión correcta en olor de multitudes. Este fallo no solo demuestra una falta de conocimiento lingüístico, sino también una negligencia en el uso adecuado del idioma. La palabra loor, que significa elogio o alabanza, puede parecer adecuada a primera vista, pero su uso en este contexto es completamente incorrecto y revela una comprensión muy superficial de la lengua.
La similitud fonética entre olor y loor no justifica el error. Es esencial que los hablantes del español se esfuercen por comprender y utilizar correctamente las expresiones idiomáticas, ya que estas forman parte integral de la riqueza y precisión del idioma. La persistencia de este error refleja una preocupante tendencia hacia la desinformación y la pereza intelectual.
Corolario
Es imperativo que se realicen esfuerzos educativos para corregir este tipo de errores y fomentar un uso más riguroso y respetuoso del español. La correcta utilización de en olor de multitudes no solo enriquece nuestro vocabulario, sino que también demuestra un compromiso con la precisión y la claridad en la comunicación. No hay excusa para perpetuar errores tan básicos.
Claro que tras todo lo que están haciendo con nuestra patria, esto les importa lo mismo que a mí la marca de zapatillas que usen el gran tirano y su señora la feminista empoderada y sostenible (aunque yo mismo contribuya a pagarlas).