Exordio
Hacemos hoy algo inédito y, sobre todo, inaudito: comentar un artículo de prensa. Y estoy casi seguro de que no lo volveremos a hacer. Bueno, ya veremos…
Durante no menos de tres décadas fui un ávido lector de prensa. Cada día, de lunes a domingo, pasaban por mis manos dos o tres periódicos. Era una necesidad perentoria, no una afición. Durante mucho tiempo los compré día sí y día también pero, poco a poco, fui sustituyendo el quiosco por la terraza (o el interior) de los bares que tenían prensa libre. ¡Ojo, no me malinterpreten! Con prensa libre solo quiero decir que había periódicos que se podían leer o consultar -y algunos hasta hacían el crucigrama- con libertad.
Ese tiempo pasó, y no hace poco, desde luego. Ahora mis medios de información están o en el teléfono o en la pantalla del ordenador: leo lo que quiero de todas las tendencias y profundizo en fuentes directas y en los medios que me inspiran más confianza. Y estos no son, precisamente, esos que paga Sánchez con nuestro dinero, desde luego que no.
¿Que a qué viene todo esto? A que me ha llegado vía telefónica y sin pretenderlo, un artículo publicado hoy mismo en un medio digital que no es de los que suelo consultar. Y lo más sorprendente es que lo he leído y, no solamente eso, es que también me han entrado unas ganas terribles de comentarlo. Y aquí estamos ya al grano…
Cursis y papanatas del lenguaje
Ese es, precisamente su título, Cursis del lenguaje. El autor, Alfonso Ussía.
Comenzaré por decir que no hay ninguna novedad, no nos informa de nada sino que simplemente el autor emite una opinión con la que en hablarydecir estamos totalmente de acuerdo. Hay una máxima que plantea que, a veces, es muy importante expresar (ahora dicen verbalizar, eso sí) las obviedades porque de tan manifiestas y palmarias que son, las olvidamos con frecuencia.
Lo que escribe Ussía en el artículo es, exactamente eso: una obviedad que mantenemos abandonada.
La esencia, el engrudo, es indiscutible aunque se discuta: cuando hablamos en español se debe hablar en español. No parece que sea una ocurrencia y, mucho menos, un disparate. Viene al caso de las modas, que no son recientes por cierto, de usar palabras o topónimos ajenos a nuestra lengua por mucho que sean propios de otras cooficiales en algunos territorios españoles. Lo han adivinado, claro: A Coruña, Iruña, Gasteiz, Lleida, Gernika, Generalitat, lehendakari y otras muchas similares tan invasivas que nos han colonizado sin esfuerzo.
Sí hay algo que no comparto con Ussía. En mi opinión ya apenas quedan cursis, lo que hay son muchos papanatas que tragan y tragan sin saber a ciencia cierta qué es lo que están tragando.
Corolario
En todo caso, recomiendo especialmente la lectura del artículo de Ussía, un autor que, sin embargo, no es de mi devoción generalmente.
Y, por si no tienen ganas de leerlo entero, les recomiendo el final, que transcribo: Para los que denominan al español castellano, esta observación de don Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura: ‘El castellano es el bellísimo español que se habla en Castilla‘.
NOTA: Agradecemos mucho a nuestro seguidor César Calero que hoy, 15 de agosto de 2024, nos ha enviado una entrevista de abril de 2015 a Darío Villanueva, entonces director de la RAE, con este título: La mayor amenaza para el español es el papanatismo. Pues mire usted, estamos muy de acuerdo.