Pascual de Andagoya (1495–1548) fue uno de los primeros exploradores españoles en América que, sin alcanzar la fama de Pizarro o Cortés, desempeñó un papel clave en la expansión colonial en Panamá, Colombia y Perú.
Su figura, a medio camino entre el conquistador y el administrador, anticipó la conquista del Imperio inca y dejó una valiosa crónica sobre los primeros años de la colonización.
Pascual de Andagoya. Semblanza
Nacido en el valle de Cuartango (Álava), en el seno de la Corona castellana, Andagoya partió hacia América en 1514 con la expedición de Pedro Arias de Ávila. A los 19 años, se embarcó en una empresa que lo llevaría a recorrer las costas del Darién, fundar ciudades, gobernar territorios y enfrentarse a otros conquistadores en la pugna por el poder colonial. Murió en Cuzco en 1548, tras una vida marcada por la ambición, el conflicto y la exploración.
Actividades y expediciones
Andagoya participó en la fundación de la ciudad de Panamá en 1519, donde ejerció como regidor. En 1522 emprendió una expedición hacia el sur, bordeando el litoral colombiano y llegando a la región conocida como Birú o Pirú, donde obtuvo las primeras noticias sobre las riquezas del Imperio inca. Aunque no pudo completar la conquista por una lesión, sus informes fueron determinantes para que Francisco Pizarro y Diego de Almagro iniciaran la campaña que culminaría con la caída de los incas.
En 1538 fue nombrado adelantado de la cuenca del río San Juan, que abarca unos 15.000 km², atravesando los actuales departamentos de Chocó, Risaralda y Valle del Cauca y en 1540 ordenó la fundación de Buenaventura, que fue realizada por Juan de Ladrillero. Gobernó brevemente Popayán, aunque lo destituyó Sebastián de Belalcázar, quien lo envió preso a España. Regresó a América en 1546 junto a Pedro de La Gasca, y participó en la campaña contra Gonzalo Pizarro, acabando herido en la batalla de Xaquixaguana.
Legado documental y político
Además de su papel como explorador y gobernador, Andagoya dejó una obra escrita: Relación de los sucesos de Pedrarias Dávila en las provincias de Tierra Firme y Castilla del Oro, una crónica que ofrece valiosa información sobre los primeros años de la colonización, las costumbres indígenas y los conflictos entre conquistadores. Su testimonio es una fuente primaria para entender la dinámica política y social del siglo XVI en América.
Aunque su figura ha quedado eclipsada por otros nombres, Pascual de Andagoya representa el perfil del conquistador-administrador que, más allá de la espada, utilizó la pluma y la diplomacia para abrir caminos en el Nuevo Mundo. Su vida refleja las tensiones entre ambición personal, servicio a la Corona y las complejidades del poder colonial.