Exordio
Tras el morrocotudo éxito de entradas que tuvimos ayer con No hay tutía, continuamos ahora con otra locución coloquial que, desde luego, traerá cola. O no, como diría Rajoy I… En cualquier caso ¿qué sabe usted de poner los cuernos? No, no conteste, que ya entramos al trapo. Eso sí, anticipamos que habrá pocas sorpresas.
Poner los cuernos. Significado y origen
Poner los cuernos significa ser infiel a la pareja en el contexto de una relación romántica o matrimonial. Es una expresión que se utiliza de manera coloquial y, a menudo, en tono despectivo o de burla. Nuestro diccionario oficial la define como infidelidad matrimonial. Ojo, para la RAE en la actualidad, se refiere solo a la matrimonial, aunque el uso, como veremos, es muchísimo más amplio.
El origen de esta expresión es incierto y existen varias teorías al respecto. Citamos las que nos parecen más plausibles:
- Derecho de pernada. Es la teoría que afirma que la expresión proviene de la Edad Media, cuando los señores feudales tenían el derecho de pernada, es decir, el derecho de pasar la primera noche con las esposas de sus vasallos. Para evitar ser interrumpidos, los señores colocaban una cornamenta de ciervo en la puerta de la casa, indicando que estaban ejerciendo este derecho.
- Cultura vikinga. La procedencia vikinga es muy similar y compatible con la anterior. Los hombres podían tener relaciones con cualquier mujer, estuviera casada o no. Para evitar ser molestados, colocaban su casco con cuernos en la puerta de la casa donde estaban teniendo relaciones sexuales.
- Mitología griega. Una hipótesis más remota se sitúa en la mitología griega, exactamente en la historia de Pasífae, esposa del rey Minos. Según la leyenda, Pasífae fue infiel a su esposo con un toro blanco y de esta unión nació el Minotauro, un ser con cabeza de toro y cuerpo de hombre.
Poner los cuernos. Evolución
Con el tiempo, la expresión poner los cuernos ha evolucionado y, pese a eso, se ha mantenido en el lenguaje cotidiano debido a su capacidad para describir de manera efectiva la infidelidad. Aquí algunos aspectos de su evolución:
Adaptabilidad. Aunque originalmente se utilizaba para describir la infidelidad en el matrimonio, la expresión también ha sido adaptada para describir cualquier tipo de deslealtad en las relaciones humanas. Por ejemplo, en el ámbito laboral, un empleado que traiciona a su jefe puede ser descrito como alguien que pone los cuernos a su jefe.
En la vida cotidiana, poner los cuernos se utiliza para describir la infidelidad en una relación romántica. Por ejemplo, Descubrió que su pareja le estaba poniendo los cuernos con su mejor amigo. Obviamente, el matrimonio ya no es un requisito sine qua non para que se den esta clase de cuernos.
En el trabajo, la expresión puede referirse a situaciones de deslealtad o traición. Por ejemplo, El empleado fue despedido por poner los cuernos a la empresa al filtrar información confidencial a la competencia.
En el ámbito social y cultural, la expresión se utiliza para describir cualquier tipo de traición o deslealtad. Por ejemplo, El político fue acusado de poner los cuernos a sus votantes al incumplir sus promesas de campaña. (Siento haber puesto este ejemplo porque da pie para mil digresiones pero, claro, había que decirlo).
Corolario
Esta expresión de poner los cuernos, no solo nos recuerda la capacidad humana para traicionar, sino también la tendencia a encontrar metáforas para describir nuestras experiencias. Es la habilidad, primero se hace y luego se retuerce el lenguaje…