Quizá ya lo sabía pero en Cuba hubo una enorme tradición taurina.
Las corridas de toros se iniciaron en Cuba en 1569 y continuaron siendo populares hasta el fin del siglo XIX.
Cuba llegó a tener hasta veinte plazas de toros, destacando la de Carlos III e Infanta en La Habana, con capacidad para 10.000 espectadores, que se inauguró el 15 de noviembre de 1885 y estaba completamente construida de madera. Trágicamente, la plaza sufrió un incendio total el 11 de diciembre de 1897, quedando destruida en solo veinte minutos.
Las corridas de toros en Cuba atrajeron a grandes figuras del toreo español del siglo XIX, como Guerrita, Mazzantini (en Cuba se sigue utilizando hoy la expresión ni Masantín el torero para referirse a algo extremadamente difícil de lograr) y Cúchares, que, precisamente, falleció en La Habana, el 4 de diciembre de 1868, tras contraer la fiebre amarilla.
Pese al enorme arraigo en la sociedad cubana, las corridas de toros se prohibieron en 1899, durante la intervención estadounidense en la isla, poniendo fin a esta tradición que había durado más de tres siglos. Décadas después llegaron los atroces repartidores de miseria comunistas y, claro…