Aunque parezca una elección menor, optar por gel o pastilla de jabón al ducharse refleja hábitos culturales y formas de vida distintas. Más que una cuestión de higiene, es una práctica que dice mucho sobre el entorno y las costumbres de cada sociedad.
¿Gel o pastilla? La ducha como espejo cultural
En España, abrir el grifo de la ducha suele ir acompañado de un gesto automático: alcanzar el gel. Frasco colorido, aroma intenso, textura cremosa.
En cambio, en Argentina, ese mismo ritual probablemente incluya una pastilla de jabón, sólida, blanca, a veces con el logo de una marca grabado como si fuera un sello de identidad. ¿Por qué esta diferencia tan cotidiana? ¿Qué nos dice sobre cómo somos?
El reinado del gel en España
Desde los años 80, el gel de ducha se ha convertido en el protagonista del baño español. Su ascenso coincide con el boom de los productos cosméticos, la publicidad que prometía pieles sedosas y fragancias envolventes y una creciente obsesión por la higiene individualizada. El gel se percibe como más higiénico —nadie comparte la misma pastilla—, más cómodo —no se resbala ni se agrieta— y más variado —hay uno para cada tipo de piel, estado de ánimo o estación del año.
Además, el gel encaja con el estilo de vida urbano, acelerado, donde todo debe ser práctico y eficiente. ¿Quién tiene tiempo de frotar una pastilla cuando el gel lo hace todo en segundos?
La resistente pastilla en Argentina
En Argentina, el jabón en pastilla sigue siendo el estándar. No por falta de modernidad, sino por una mezcla de tradición, economía y sentido común. La pastilla dura más, cuesta menos y genera menos residuos plásticos. En muchos hogares, el jabón se comparte sin drama, como se comparte la mesa o el mate. Hay una lógica comunitaria que no ve problema en que todos usen el mismo jabón.
Además, el jabón en pastilla tiene algo de ritual: se frota, se gira, se desgasta lentamente. Es un objeto que envejece con nosotros, que cambia de forma, que deja huella.
¿Y el resto del mundo?
En Europa, el gel domina. La pastilla resiste en Hispanoamérica y en Asia, conviven ambos. En Estados Unidos, el gel es rey, pero el jabón artesanal en pastilla ha vuelto como tendencia hipster. Cada país tiene su propio relato de higiene, influido por la publicidad, la economía, la ecología y la cultura.
¿Gel o pastilla? La ducha como espejo
Lo interesante no es qué usamos, sino por qué lo usamos. El gel habla de individualismo, de consumo, de sofisticación. La pastilla habla de tradición, de comunidad, de practicidad. Ninguno es mejor que el otro. Pero ambos nos lavan más que la piel: nos revelan cómo pensamos, cómo vivimos, cómo compartimos.
Así que la próxima vez que se duche, pregúntese: ¿estoy usando gel por comodidad o por costumbre? ¿Estoy usando pastilla por ahorro o por afecto? Porque incluso en lo más cotidiano, hay una historia que merece ser contada en la Poliantea.