La letra equis en español es una criatura fonética escurridiza. Puede sonar como /ks/, como /s/, como /x/ (la j castellana) e incluso como /ʃ/ (una especie de sh suave) en ciertos topónimos mexicanos. Esta ambigüedad no es un capricho moderno, sino el resultado de una evolución histórica, donde la ortografía se quedó quieta mientras la fonética se movía.
¿Por qué decimos Méjico pero escribimos México? ¿Por qué taxi suena como /taksi/ y no como /taji/? La respuesta está en los estratos del idioma, en sus préstamos, en sus resistencias y en sus olvidos.
La equis: latinismos, cultismos y precisión
En la mayoría de los casos, especialmente en palabras de origen grecolatino, la x representa la secuencia /ks/. Es el caso de taxi, oxígeno, examen, flexible, léxico, sexo, extranjero, expulsar, exhibir…
Este uso responde a la etimología: en latín y griego, la x representaba /ks/, y el español culto ha conservado esa pronunciación en ambientes técnicos, científicos y administrativos. En estos casos, la x suele aparecer entre vocales o al final de sílaba y se pronuncia como dos fonemas consecutivos.
En algunas zonas de España, la pronunciación relajada convierte /ks/ en /s/: examen puede sonar como /esámen/, aunque esta variante se considera menos cuidada. Sin embargo, en América, la articulación /ks/ se mantiene con mayor regularidad.
El sonido /x/: herencia indígena y grafía arcaica
En palabras provenientes de lenguas indígenas americanas, especialmente del náhuatl, la x suele representar el fonema /x/, equivalente a la j castellana. Ejemplos:
- México → /méjiko/
- Oaxaca → /oajáka/
- Xalapa → /jalápa/
- Ximénez, Mexía → pronunciados como Jiménez, Mejía
Este uso refleja una grafía arcaica del español, en la que la x representaba el sonido /ʃ/ (similar al inglés sh). Con el tiempo, ese sonido evolucionó hacia /x/, pero la ortografía se mantuvo. Así, México conserva la x por tradición, aunque su pronunciación se ha adaptado al sistema fonético moderno.
¿Y el sonido /ʃ/? Vestigio residual
En algunos topónimos mexicanos, la x aún se pronuncia como /ʃ/, especialmente en contextos indígenas o regionales:
- Xochimilco → /ʃochimílko/ o /sochimílko/
- Xicalango → /ʃicalángo/
Este uso es minoritario y no está estandarizado, pero revela la persistencia de una pronunciación prehispánica que convive con la norma castellana.
¿Y al inicio de palabra?
Curiosamente, cuando la x aparece al inicio de palabras cultas como xenofobia, xilófono o xerografía, se pronuncia como /s/, no como /ks/. Decimos /senofóbia/, /silófono/, /serografía/, aunque la grafía invite a pensar en una pronunciación más dura. Esta adaptación busca evitar la cacofonía y facilitar la articulación.
Epílogo: la equis y sus máscaras
En español la equis no se deja encasillar. Su pronunciación depende del origen de la palabra, de su posición, de la zona geográfica y del registro lingüístico.
Es una letra que conserva huellas del náhuatl, del latín, del griego y del español medieval. En ella conviven el imperio azteca y el diccionario técnico, la rosa de los vientos y el formulario administrativo. Por eso, cuando decimos Méjico pero escribimos México, no estamos cometiendo un error: estamos pronunciando una historia.